28 marzo 2017

Nidificación, puesta y cuidado de las crías

Una vez establecida la pareja, su comportamiento mutuo provoca una elevación gradual de la tensión interna que desemboca en la ovulación, cópula y construcción del nido. Estos procesos, junto a los siguientes, incubación de los huevos y cuidado de las crías, requieren un estado de excitabilidad característico que debe perdurar largo tiempo en ambos adultos.




El aparato reproductor de los ♂♂ tiene testículos pares con epidídimo. Los conductos deferentes desembocan en el urodeo (segmento de la cloaca). Carecen de pene (salvo las Anátidas). Antes de la descarga, el esperma se almacena en la vesícula seminal. Los testículos pueden aumentar su tamaño hasta 300 veces en la estación de cría.

Las ♀♀ tienen un aparato reproductor más complejo. El ovario/oviducto derecho está muy reducido (salvo en algunos Accipitriformes y en ciertos Psitaciformes). El izquierdo, en cambio, está hiperdesarrollado, con un largo oviducto que desemboca en el urodeo. Este oviducto también produce la albúmina del huevo y la cáscara calcárea.


Aparato reproductor ♀ y  ♂ de las aves

Cuando la hembra está lista para criar, los óvulos microscópicos contenidos en el ovario aumentan de tamaño para formar las yemas de los futuros huevos.  El óvulo, ya maduro, ingresa en la parte superior del oviducto, y allí ocurre la fecundación. A medida que el huevo desciende por el oviducto se van añadiendo el resto de las estructuras complementarias, la albúmina (clara de huevo), la chalaza, la fárfara (membrana fina en forma de telilla)la cáscara  y los pigmentos.  Los huevos de las aves son polilecitos (con mucho vitelo) y telolecitos (el vitelo está concentrado en un polo). El vitelo o plasma germinativo es la parte del citoplasma del cigoto que contiene elementos nutritivos

Estructura interna del huevo

Etapas de maduración de un huevo hasta la eclosión

El tamaño de los huevos guarda cierta relación con el del ave que los pone. En nuestra avifauna, el mayor tamaño corresponde al Cisne vulgar (Cignus olor) cuyos huevos miden 11,4 por 7,3 centímetros. En el polo opuesto, los más pequeños son los del diminuto Reyezuelo sencillo (Regulus regulus) con un tamaño de 13 por 10 milímetros.



Comparación del tamaño de los huevos del Cisne y del Reyezuelo

No obstante, esta norma general admite múltiples matizaciones. En general, cuánto más pequeño es el pájaro mayor tamaño proporcional tiene su huevo. Así, el huevo de Reyezuelo pesa  una 1/7 parte del peso total del ave, mientras que los Cormoranes (gen. Phalacrocorax), aves que pueden superar el metro y medio de envergadura, ponen huevos que pesan una 1/25 parte de su peso corporal. Probablemente la razón de que las aves pequeñas pongan huevos proporcionalmente grandes (a su peso corporal) se deba a su balance térmico ya que cuanto más pequeño es el huevo, mayor es el área de su superficie en relación al volumen, de modo que irradiaría más calor al exterior (y también más humedad) lo que penalizaría la viabilidad de la puesta.

La forma de los huevos viene determinada por la presión que ejercen las paredes del oviducto femenino, con la punta roma orientada hacia fuera. Su color depende de los pigmentos biliares depositados en el tramo final del oviducto. En general suele ser procríptico si el alojamiento de incubación es el suelo, o claro si se van a depositar en cavidades. Con muy pocas excepciones, las ♀♀ son las encargadas de la incubación. Para dicho fin desarrollan una placa de incubación en la región ventral, zona hipervascularizada con pérdida temporal de plumaje basal. Las aves efectúan una o dos puestas al año (rara vez tres). El número de huevos es variable según especies (1 en Pingüinos y Buitres hasta 10-13 en los Reyezuelos).

La fecundación está precedida de una cópula en la que ambos sexos evaginan y yuxtaponen sus proctodeos (segmentos de la cloaca) de forma que el esperma se deposita directamente en el urodeo femenino. Fuera de la época de reproducción, las gónadas se reducen mucho (sobre todo en los ♂♂).

La construcción del nido se efectúa mediante un número estereotipado de movimientos, típico de cada especie. En su elaboración participan uno o los dos sexos, según especies. Las construcciones complejas son más propias de Paseriformes. En el caso opuesto figuran los Araos (Uria aalge) y ciertas gaviotas en los que el nido se reduce a una mera depresión del terreno sin aporte alguno de material.

Fotografías de nidos © Sharon Beals

La eclosiónde los huevos marca el comienzo de la siguiente etapa, el cuidado de las crías, que implica numerosas acciones para los adultos: abrigo, alimentación, suministro de agua, limpieza del nido, protección ante inclemencias del clima (lluvia, excesivo calor, etc.). 

Según el grado de desarrollo que presentan las crías al nacer se habla de pollos nidícolas y nidífugos.


Los primeros nacen desnudos e indefensos, con una asimetría funcional entre su sistema nervioso y digestivo (hipo e hiperdesarrollado respectivamente (por ejemplo en los Paseriformes y las Rapaces). En general requieren un período de incubación más corto, nacen en nidos poco accesibles (camuflados en árboles o matorrales) y pasan un tiempo prolongado en el nido, durante el cual dependen por completo de la alimentación y cuidado de sus padres.

Ceba de pollos de Colirrojo tizón. Filmación de Juan Municio

Los segundos nacen con un cierto desarrollo y son capaces de valerse por sí mismos con cierta atención paternal en la alimentación (caso de las Anátidas, Limícolas y Galliformes). Requieren periodos de incubación más largos, nacen en nidos más expuestos (en el suelo o cerca de él) pero los abandonan con rapidez. En los primeros días de vida su alimentación no es tan complicada ya que proceden de huevos con una elevada proporción de yema (hasta un 35 %) cuyo componente graso se almacena en el hígado y bajo la piel, suministrando al polluelo una reserva energética que le permite sobrevivir sin dieta complementaria.


Pollos de Alcaraván. Tomado de www.facebook.com/averaves

José Antonio López Isarría