08 febrero 2017

Prólogo al Blog Certhia

Las aves han estado presentes en la cultura humana ya desde la prehistoria. Se han incorporado a campos tan diversos como la  mitología, las artes plásticas o la ciencia. Han sido utilizadas como fuente alimentaria, medicinal, ornamental y simbólica. Las usamos como indicadores de la biodiversidad y de la calidad ambiental. Mediante procesos de culturalización, las aves se han asociado a diferentes sentimientos y virtudes humanas como la sabiduría, la libertad, la piedad y el amor, así como a ciertas actividades de carácter económico como la agricultura y la caza. También están relacionadas con manifestaciones de naturaleza artística como la música, la literatura, la poesía, la pintura y la danza.

Cuadro “El Aire”, de Martin de Vos. Siglo XVI

El estudio de las aves permite incrementar nuestro conocimiento científico y nuestra comprensión del medio ambiente. Su belleza constituye una fuente de felicidad y placer para millones de personas, independientemente de su cultura, etnia o religión. La asociación más grande del mundo dedicada a tareas de conservación de la naturaleza es una organización ornitológica, Bird Life International, con más de 10 millones de miembros y simpatizantes repartidos por 120 países. En España está representada por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BIRDLIFE).


     El nombre del blog hace referencia al término griego "kerthios", un pequeño pájaro forestal del que siempre he admirado su destreza para trepar por los troncos de los árboles. Aristóteles lo describió como "un pajarillo que es poca cosa, de carácter osado, que habita en zona de árboles, se alimenta de gusanos de la madera, es de ingenio vividor y tiene voz clara". En nuestro país lo conocemos como Agateador. Aquí viven dos especies muy parecidas: el europeo (Certhia brachydactyla) y el euroasiático 
(Certhia familiaris).

Dibujo de un agateador 
    Las aves, como el resto de los seres vivos descritos y catalogados por los biólogos, tienen un nombre científico compuesto de dos términos. El primero corresponde al Género y el segundo a la Especie. Esta nomenclatura fue ideada por el gran naturalista sueco del siglo XVIII Carl Linnaeus, que puso nombre a las 4.200 especies de animales y 7.700 especies de plantas conocidas en la época, una vasta tarea que sólo fue posible gracias a su trabajo incesante y a su enorme talla intelectual.

Carl Linnaeus (1707-1778)

    Hasta la publicación de su magna obra Sy
stema Naturae, las especies se expresaban por una frase que era una descripción corta y diferencial de sus características (la “diagnosis” de la especie). Estas frases tenían dos partes:  la parte “genérica” formada por la primera palabra de la serie y común a todas las especies del género, y la parte “específica” compuesta por el resto de palabras de la frase. Es como si para designar el nombre científico del agateador usáramos una frase descriptiva del ave como “pájaro pequeño que habita en bosques y jardines, trepa por los troncos de los árboles y tiene dedos cortos”. Linneo sustituyó la frase de diagnosis por dos palabras, una correspondiente al género y otra correspondiente a la especie. Ambas se escriben en latín y la primera comienza por letra mayúscula. Esta nueva forma de denominar a los seres vivos se conoce como Sistema de Nomenclatura Binomial y tres siglos después está consolidada en la comunidad científica internacional.

    En este blog pretendemos hacer una aproximación al conocimiento del mundo de las aves de una forma diferente a otras webs temáticas, más centradas en la observación o en la fotografía, casi siempre de ámbito local. Se han etiquetado los artículos en diferentes apartados que aparecen en un menú al pie de la cabecera.

    En las siguientes entradas se detallarán aspectos relevantes de la biología, ecología y comportamiento de las aves. Así mismo reflexionaremos sobre su importancia en la cultura humana.

José Antonio López Isarría