La primera persona que grabó en un disco el canto de un pájaro fue un criador de canarios alemán llamado Karl Reich. Con esta técnica logró que sus canarios aprendieran el canto de los ruiseñores (Luscinia megarhynchos), algo que nadie había conseguido ya que las temporadas de canto de ambas especies no están sincronizadas. En 1921 conoció al genetista Hans Duncker con el que inició una serie de experimentos de reproducción a gran escala para investigar el patrón de herencia del color del plumaje. Son muy conocidos los cruzamientos que llevaron a cabo entre canarios y cardenalitos, unos paseriformes nativos de Venezuela que serán los protagonistas de nuestra historia de hoy.
Macho de Carduelis cucullata |
Los cardenalitos o jilgueros
rojos (Carduelis cucullata), al igual
que otras especies de fringílidos como los jilgueros (Carduelis carduelis) o los verderones (Chloris chloris), son generalistas en cuanto a preferencias de
hábitat y viven tanto en zonas de bosque como en campo abierto. Los españoles que
colonizaron Venezuela en el siglo XVI trajeron a Europa algunos especímenes
como pájaros exóticos, atraídos por el llamativo color rojo de los machos y su
agradable canto. La captura de estas aves fue en aumento en las siguientes
décadas, y a finales del siglo XIX ya se
exportaban en grandes cantidades, no ya sólo como mascotas sino para abastecer
el creciente comercio de plumas de adorno de sombreros.
Tal fue su creciente éxito
comercial que a lo largo del siguiente siglo se extendió en las islas
Canarias la caza y exportación sistemática. Tras numerosas generaciones de
aves criadas en jaula, a mediados del siglo XVI ya eran muy comunes los
canarios amarillos, a los que siguieron muchas razas de fantasía tanto en
timbre de canto como en variedad de plumaje.
Canario doméstico con pigmentación naranja |
Los cardenalitos, como otras aves
silvestres rojas o rosáceas como los cardenales rojos (Cardinalis cardinalis) o los flamencos
(Phoenicopterus roseus), adquieren estos
carotenoides a través de la dieta. Los canarios de plumaje rojo aparecieron
finalmente en 1964, cuando se alimentó a los canarios híbridos de la línea Dunker con un aditivo nutricional
llamado Carophyll® que se
utiliza para pigmentar las yemas de los huevos de las gallinas criadas en naves.
Al final, el canario rojo resulto ser un hijo tanto de la genética como de la
dieta.
Canarios domésticos con pigmentación roja |
Cruzamientos usados por los criadores para obtener canarios “mosaico” sexualmente dimórficos a partir de canarios comunes y cardenalitos. Tomado de Gazda et al. (2020) Science. |
El estudio se centró en una variedad
de canarios domésticos denominada mosaico,
creada por cruzamientos entre cardenalitos y canarios comunes carentes de
dicromatismo. En los canarios mosaico,
los machos acumulan más pigmento rojo en sus plumas que las hembras. Los
investigadores compararon las secuencias del genoma de estos canarios con
la de los jilgueros rojos, en busca del gen
responsable de las diferencias de color de las aves.
Variedad "mosaico" de canario doméstico |
Los autores del estudio encontraron
la enzima responsable de la coloración roja, que se expresa en altos niveles en
la piel y en el hígado de los canarios rojos. Observaron que el gen que codifica
la enzima está presente también en el genoma de la mayoría de especies, no solo
en aquellas con plumas rojas. Parece que las aves diurnas se valen de este gen
para producir pigmentos rojos en la retina y mejorar la visión del color. Sin
embargo, solo las que tienen plumas de color rojo expresarían también el gen en
su plumaje. Estos hallazgos podrían sugerir que casi todas las aves tienen la
capacidad latente para colorear sus plumas de rojo pero deben “aprender” a
desarrollarla.
Pareja (macho y hembra) de cardenalitos |
En Venezuela, el cardenalito rojo es una especie muy especial. Ha sido inspiración para generaciones de músicos, poetas y pintores venezolanos. Además de la necesidad y el deseo de conservar la biodiversidad, existe una fuerte conexión cultural entre el cardenalito y el pueblo venezolano. Su extinción sería una pérdida irreparable no solo para la naturaleza sino también para la cultura del país. Es mascota de varios equipos deportivos, ave oficial en el estado Lara e incluso ha aparecido en la ilustración de billetes del Banco Central de Venezuela. En noviembre de 2017, el presidente Nicolás Maduro anunció la emisión billetes de 100.000 bolívares (unos 26 € al cambio oficial de entonces) a la nueva familia de monedas del país. Tenía la imagen de una pareja de machos de esta especie en el reverso del billete.
Una interesante iniciativa denominada
Red Siskin Initiative (RSI, que alude
a su nombre en inglés) trabaja para asegurar la supervivencia y recuperación de
esta especie. Auspiciada por el Centro de
Conservación del Red Siskin (RSCC
en sus siglas inglesas) ha recibido aves rescatadas del tráfico ilegal o
entregadas voluntariamente por criadores que han decidido apoyar la
conservación desde su entrada en funcionamiento en 2019. Debido a que muchos ejemplares
están habituados a la convivencia con seres humanos, no son buenos candidatos
para su liberación en la naturaleza ya que es probable que vuelvan a ser objeto
de tráfico o que no sobrevivan en entornos desconocidos. Sin embargo, quizá sus descendientes sí puedan serlo en el
futuro una vez que los esfuerzos de RSI reduzcan las amenazas a la especie.
Mientras tanto, como parte de una
población manejada según criterios conservacionistas y científicos, los
pajarillos tutelados por esta iniciativa servirán como un importante seguro
contra la extinción. Tras cuatro años de trabajo duro, los esfuerzos de RSCC
han dado sus frutos con nuevas esperanzas para la especie. En septiembre del
año pasado se consiguió la cría en cautividad de la especie.
Pollo de jilguero rojo criado en cautividad |
José Antonio López Isarría