11 junio 2022

Islas Afortunadas

La región macaronésica agrupa los archipiélagos de Azores, Madeira, Cabo Verde y Canarias. Todas son de origen volcánico, disfrutan de un clima suave y son el entorno ideal para una variedad muy rica de especies, muchas de las cuales tienen carácter endémico. De los cuatro archipiélagos, el de las Islas Canarias es el más grande y el más oriental, situado a tan solo 115 kilómetros del continente africano. El archipiélago consta de siete islas principales y varios islotes, con una edad máxima de las rocas emergidas más antiguas de 20 millones de años.

 Laurisilva del Parque Nacional de Garajonay. Fotografía de Ángel Fernández López


El clima canario es cálido y seco, con un máximo de aridez en las islas de menor altitud, como Lanzarote o Fuerteventura. En cambio, las islas más occidentales presentan una topografía escarpada, con picos montañosos de varios miles de metros de altitud. En estas últimas islas, la bruma de los vientos alisios produce un mar de nubes en su vertiente septentrional que aporta una humedad extra a los suelos (“lluvia horizontal”) y hace posible la existencia de bosques de laurisilva, auténticas reliquias del terciario.

Desde el punto de vista biológico, las islas Canarias son las de mayor biodiversidad de la región macaronésica. La acción alterna de los vientos occidentales, frescos y húmedos con los secos y calurosos procedentes del Sahara crea una gran cantidad de contrastes que quedan reflejados en el gran número de hábitats existentes. Estas condiciones ambientales únicas convierten a estas islas en lugar de extraordinaria importancia para las aves. Se han censado casi 90 especies nidificantes entre las que se incluyen algunas únicas en el mundo como el pinzón azul (Fringilla teydea), la paloma turqué (Columba bollii), la paloma rabiche (Columba junoniae) o la tarabilla canaria (Saxicola dacotiae). Además, el archipiélago es utilizado en paso o como zona de invernada por numerosas especies migratorias.

Aunque existen diversas hipótesis sobre su origen y evolución volcánica, se acepta que ninguna de las Islas Canarias ha estado nunca conectada con el continente africano. En consecuencia, todas las especies nativas son el resultado de eventos de dispersión a larga distancia desde los continentes europeo y africano o de los archipiélagos vecinos.

Islas Canarias

Las islas, en general, son modelos ideales para estudiar los procesos de diferenciación y especiación de las poblaciones, ya que cada evento de colonización puede considerarse un episodio evolutivo único. Los individuos que colonizan una nueva isla son un subconjunto de las aves del continente cercano o de las islas vecinas. Se admite que estas poblaciones fundadoras presentan una menor diversidad genética que sus homólogas continentales. Este hecho compromete su capacidad para afrontar futuros cambios en el entorno hasta el punto de poner en riesgo la viabilidad futura como especie. Pero, por otro lado, el bajo tamaño efectivo de estas poblaciones puede aumentar la tasa de evolución y promover una rápida divergencia morfológica y genética tras el establecimiento de los colonos. Si la colonización es exitosa, los niveles bajos de diversidad genética pueden recuperarse mediante la inmigración de poblaciones vecinas o por procesos puntuales de mutación génica.

Los procesos de especiación insular en las aves constan de varias etapas. Primero tiene lugar la llegada de aves pioneras a la isla de destino. En un segundo momento, los individuos colonizadores ocupan nuevos territorios en los que buscan aquellos recursos que garanticen su supervivencia. En esta fase, puede establecerse una dura competencia con otras especies hasta que se consolida y se estabiliza su nuevo nicho ecológico.

Recreación del ataque de un águila de Haast sobre una pareja de moas gigantes de Nueva Zelanda, ambas especies ya extintas. Ilustración de John Megahan - Ancient DNA Tells Story of Giant Eagle Evolution. PLoS Biol

Finalmente, con el paso del tiempo, las especies sufren un proceso de evolución y especiación. Este fenómeno es más acusado a medida que el aislamiento es mayor y las condiciones son más diferentes respecto a su lugar de origen. En casos extremos, se dan algunas características comunes, como el fenómeno del “gigantismo” o aumento del tamaño corporal, cuyo ejemplo más extremo fueron los moas gigantes de Nueva Zelanda, aves extintas que llegaron a alcancanzar los 3 metros de altura.

Pero hoy no vamos a hablar de avifauna gigante  sino de un pajarillo que pesa apenas 10 gramos, mide algo menos que un jilguero y vive en estas islas aunque guarda una estrecha relación con otros congéneres de África: el herrerillo canario (Cyanistes teneriffae). Esta especie muestra el mayor nivel de diferenciación de todas las especies de aves que se reproducen en las Islas Canarias. Además de sus diferencias en el canto, el color del píleo es la diferencia morfológica más llamativa con respecto al herrerillo común (Cyanister caeruleus), ya que en éste es de color azul claro mientras que en el canario es azul oscuro.

Herrerillo canario (izquierda) y común (derecha)

A principios del siglo XXI, el zoólogo austriaco Walter Salzburger estudió las relaciones filogenéticas (de parentesco) del grupo de herrerillos euroasiáticos mediante el análisis de ADN mitocondrial. En dicho estudio se incluyeron muestras de herrerillos comunes europeos, norteafricanos (Marruecos), canarios (Lanzarote) y ciáneos (Cyanistes cyaneus). 

Distribución del herrerillo africano, común euroasiático y ciáneo. El recuadro muestra las edades geológicas estimadas de las Islas Canarias. Ilustraciones de Martí Franch. Datos de distribución tomados de BirdLife International y NatureServe (2014), parcialmente modificados. Tomado de https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25753616/

Los resultados de este trabajo modificaron la clasificación tradicional que se creía para el género. Así, los herrerillos ciáneos quedaron agrupados junto a los europeos, mientras que en otro grupo (clado) aparecían los herrerillos norteafricanos y canarios, diferenciados genéticamente de los otros. De este modo, se sugería que los herrerillos europeos comunes y los herrerillos ciáneos han mantenido una historia evolutiva más cercana entre sí que la establecida con los herrerillos norteafricanos y canarios.

Modificado de Unraveling the complex evolutionary history of the Canary Islands blue titsJuan Carlos Illera. Ilustración original de Martí Franch

Se han propuesto varios modelos de colonización de las Islas Canarias por los herrerillos. Los estudios más recientes coinciden en que hubo tres episodios de colonización desde el continente africano, sin viaje de vuelta desde allí. Se han descrito cuatro subespecies, todas endémicas de las islas. Se diferencian en la talla corporal, la longitud del ala, el tamaño del pico, la coloración del dorso y de las partes inferiores, y la estructura del canto. 


El primer evento de colonización ocurrió hace unos 4 millones de años. A partir de una población ancestral africana se colonizan las islas Canarias, probablemente al completo. Actualmente queda como superviviente de ese primer episodio la subespecie palmensis, habitante de la isla de La Palma .

En la segunda oleada, un nuevo grupo africano coloniza de nuevo Canarias, se cree que en todas las islas excepto La Palma. Hoy está representado por dos subespecies, teneriffae en Tenerife, la Gomera y Gran Canaria, y ombriosus, en la isla de Hierro. Algunos autores consideran una 5ª subespecie (hedwigae) que sería la que ha colonizado Gran Canaria.

La más reciente conformó la población de las islas orientales hace menos de 300.000 años. Se colonizaron las islas orientales, Fuerteventura y Lanzarote por la subespecie degener. 


En la actualidad, los herrerillos son aves relativamente comunes en todas las islas  excepto en las islas orientales donde abundan menos. Viéndolos moverse entre las ramas de los árboles, llama la atención su vivacidad, su actitud nerviosa, siempre incansable en la búsqueda de alimento, exhibiendo múltiples posturas acrobáticas para alcanzar sus capturas. Habitan en zonas boscosas, áreas cultivadas, formaciones de matorrales bajos, barrancos con abundante vegetación y parques urbanos. Esta ave es muy poco habitual en áreas secas y en el interior de pueblos y ciudades, ya que necesita la presencia de árboles o arbustos para alimentarse y reproducirse. Su canto tiene matices que lo diferencian del herrerillo común europeo (ver vídeo).

Vídeo de Paqui Rosario. Firgas,  Gran Canaria. Enero  2019

Es un ave insectívora. Muestra preferencia por insectos adultos de pequeño tamaño, aunque no desdeña el consumo de larvas y orugas. Además, completa su dieta con semillas, frutos carnosos e, incluso, néctar de flores. En época reproductora, anida en oquedades, que pueden ser simples huecos en el tronco de árboles o agujeros en muros de construcciones humanas. En general, realiza dos puestas al año, una en invierno y otra en verano, aunque se han observado parejas criando en los meses de septiembre y octubre. En cada nidada, ponen entre 3 y 5 huevos que son incubados durante 14 días y que volarán al cabo de tres semanas tras la eclosión.

En la mitología griega, las Islas Afortunadas eran el lugar donde las almas inmortales de las personas virtuosas y los guerreros heroicos gozaban de un merecido reposo después de su muerte. Un lugar sagrado donde la existencia era eternamente dichosa y feliz. Estas Islas paradisíacas fueron ubicadas al oeste, más allá de las columnas de Hércules. Posiblemente la idea de asociar al archipiélago canario con las Islas Afortunadas se estableció después de su descubrimiento. Los distintos pueblos colonizadores se encontraron un lugar único donde el clima era benigno y toda la tierra era cultivable. A otra escala biológica, apreciaron la nueva tierra conquistada con la misma admiración que, cientos de miles de años atrás, tuvieron nuestros humildes herrerillos afrocanarios. Otra cosa es que puedan disfrutar de un futuro eterno.

José Antonio López Isarría