Un estudio elaborado por investigadores del Instituto Max Planck de Ornitología en Seewiesen (Alemania) y de la Facultad de Artes de Cornish en Seattle (EE UU) indagó sobre el deleite por la música en los seres humanos buscando las raíces en los sonidos de los animales. Investigaron el canto de una especie de la familia Troglodytidae, nativa del bosque húmedo del Amazonas: el uirapuru o cucarachero musical (Cyphorhinus arada). Los autores del estudio, la musicóloga Emily Doolittle y el ornitólogo Henrik Brumm, querían saber por qué este canto resulta tan musical a nuestros oídos.
Uirapuru (Cyphorhinus arada) |
Descubrieron que el uirapuru utiliza intervalos consonantes, es decir, aquellos que transmiten sensación de calma, que cualquier compositor emplea si pretende que su música sea agradable al oído humano. Y lo más sorprendente de su estudio es que un patrón de su canto está presente en el segundo movimiento de la Sinfonía nº 103 del gran compositor austriaco Joseph Haydn.
Escuchemos primero el melodioso canto del uirapuru y a continuación un fragmento escogido de la sinfonía de Haydn:
José Antonio López Isarría