08 junio 2017

El cambio climático y las aves. 2ª Parte

En la entrada anterior hablamos sobre el carácter cambiante del clima y la aceleración de dicho cambio que se observa desde la revolución industrial, fenómeno que conocemos como “calentamiento global”. En esta segunda parte nos detendremos en analizar con mayor profundidad qué impacto tendrá este cambio climático en las poblaciones de aves.





Ya se comentó cómo afecta a los patrones de reproductivos de algunas aves, con la consiguiente repercusión en la eficacia biológica de los individuos.  Según el biólogo Juan José Sanz, el inicio de la reproducción, es decir la fecha de puesta, se ha adelantado en un buen número de especies durante el siglo XX. Estos estudios se han realizado, en gran medida, con paseriformes insectívoros europeos de pequeño tamaño.

Este adelanto de la reproducción se ha explicado por una sincronización con los cambios en la fenología de plantas e insectos (la fenología es la ciencia que estudia la relación entre los factores climáticos y los ciclos de los seres vivos). Sin embargo, tal como vimos con el caso bien documentado del Carbonero común (Parus major), parece haber una cierta falta de sincronía en la fenología de los distintos niveles tróficos que está provocando una reducción del éxito reproductor de varias especies de aves estudiadas.




El proyecto CLIMATIQUE, del Observatorio de Cambio Climático Canarias y Souss Massa Drâa, lleva años investigando el efecto del cambio climático en la avifauna migratoria de la región Atlántica.


Los investigadores del proyecto pronostican una serie de impactos que pasamos a enumerar:

1.- Con un gran nivel de certeza se puede asegurar que el cambio climático provocará que parte de los ecosistemas acuáticos continentales españoles pasen de ser permanentes a estacionales; algunos desaparecerán.
2.- Respecto a los ecosistemas terrestres, los efectos difieren para los de la región Atlántica, limitados por la temperatura, y para los de la región Mediterránea, limitados por el agua. Mientras la productividad (definida como producción de biomasa en un área determinada por unidad de tiempo) podría aumentar con el cambio climático en los primeros, posiblemente disminuya en los segundos.
3.- En relación a la biodiversidad vegetal, los impactos directos del cambio climático se producirán a través de dos efectos antagónicos: el calentamiento por un lado y la reducción de las disponibilidades hídricas por el otro. La extensión del clima mediterráneo al norte peninsular y la aridificación del sur son algunas de las tendencias más significativas.
4.- Otro efecto previsible es el desplazamiento en la distribución de especies terrestres hacia el Norte o hacia mayores altitudes, en algunos casos con una clara reducción de sus áreas de distribución. Asimismo, el cambio climático puede producir una mayor virulencia de parásitos y un incremento de especies invasoras.


Existen numerosos trabajos de investigación que estudian el impacto directo sobre las poblaciones de aves. Muchos de ellos se centran en la incidencia del cambio climático sobre los patrones migratorios de las aves y los posibles efectos genéticos que pudieran derivarse. Un excelente ejemplo es el trabajo del investigador polaco Jaroslaw Nowalowski que lleva siguiendo poblaciones de Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) y Carbonero común (Parus major) desde 1967.

Jaroslaw Nowalowski, investigador de la Universidad de Gdansk (Polonia)

Las poblaciones de Carboneros y Herrerillos del norte de Europa son migrantes subsaharianos, es decir, establecen sus cuarteles de invierno en zonas africanas por debajo del cinturón desértico del Sahara. El cambio climático está acortando las necesidades de migración de estas poblaciones. Así, los Carboneros que se reproducen en Escandinavia y en el norte del Reino Unido, cada vez se quedan más al sur y ocupan áreas de cría del Herrerillo, de modo que entran en competencia por la comida y el territorio. Esta nueva relación interespecífica está provocando que el Herrerillo 
esté menguando progresivamente su talla, generación tras generación, mientras que el Carbonero, un pájaro de mayor peso, está creciendo en tamaño. Los cambios en la morfología están produciendo episodios de microevolución de forma muy rápida, en apenas 20 años.




Otro aspecto que cabe investigar es si el calentamiento global afecta a la duración de la temporada de reproducción de las aves. Es obvio que el aumento de las temperaturas en primavera permite un inicio más temprano de la época de reproducción. Un estudio llevado a cabo por investigadores de Francia, Noruega y Dinamarca en 2010, sugiere que la llegada temprana de las aves a las zonas de reproducción puede dar lugar a temporadas de cría más largas y de esta forma facilitar un mayor número de nidadas en especies que pueden tener varias puestas en un año. Estas investigaciones permitieron descubrir que las especies con varias puestas aumentaron la duración de la temporada de reproducción, no así en las especies que hacen una sola puesta, en las que disminuyó. Estos datos sugieren que el cambio climático reciente ha permitido más puestas, o mejor espaciamiento temporal de las puestas en especies con múltiples nidadas. Mientras que la ventana de tiempo para la reproducción se habría reducido en especies con una sola puesta.

Por otra parte, se está investigando el impacto que tienen las precipitaciones en las áreas de invernada, y la temperatura en las zonas de cría sobre el ciclo reproductivo y el tamaño de la puesta en las especies migrantes. Es un hecho que muchas especies de aves migratorias de larga distancia han sufrido recientemente una dramática disminución de sus poblaciones, y, en parte, podría deberse a un efecto del cambio climático, ya que se ven afectadas por las condiciones climáticas en varios lugares a lo largo de su ciclo anual. Se investiga si el clima en la zona de invernada influye de algún modo en la condición de las aves cuando van a comenzar sus viajes migratorios prenupciales, lo que podría alterar el momento de llegada a los lugares de cría y el éxito reproductivo. Un estudio que abarca 46 años llevado a cabo en el Reino Unido con 19 especies de migrantes de larga distancia indica que las aves migrantes anidan más temprano cuando la primavera es más cálida. La influencia del clima en las áreas de invernada parece pequeña en relación con el efecto de la temperatura en las áreas de reproducción. Sin embargo, si el calentamiento global futuro empeora las condiciones de la invernada, entonces podrían notarse efectos más importantes en la reproducción. Dos de las especies estudiadas son la Tarabilla norteña (Saxicola rubetra) y la Collalba gris (Oenanthe oenanthe):




Finalmente, se ha investigado la relación entre cambio climático y proliferación de especies invasoras. Las especies invasoras son organismos introducidos fuera de su área de distribución natural que se establecen en una nueva región, donde resultan dañinos produciendo cambios en la estructura de los ecosistemas invadidos y poniendo en peligro la diversidad biológica nativa. El calentamiento global, mediante el aumento de las temperaturas y de las perturbaciones naturales asociadas, favorece la expansión de especies exóticas. La Oficina Española de Cambio Climático contrató en el año 2009 a un equipo de reconocidos expertos en invasiones biológicas. Elaboró un interesante informe denominado "Anteproyecto de evaluación de impactos del cambio climático sobre las especies exóticas invasoras en España". En dicho informe se cita a la Cotorra de Kramer (Psittacula krameri) como un caso de especie invasora en España. A lo largo de la segunda mitad del pasado siglo, estas aves exóticas han ido colonizando los parques de numerosas ciudades europeas. Originaria de África y Asia, ha sido tradicionalmente comercializada como ave de compañía. Los ejemplares escapados de la cautividad o liberados se han adaptado perfectamente al nuevo medio y, en la actualidad, se encuentran en clara expansión. 




José Antonio López Isarría