En muchas
culturas, los búhos han sido considerados como los animales más misteriosos de
la noche. Sus gritos tenebrosos y su mirada penetrante han llamado la atención no
solo a los biólogos sino también al mundo de la literatura y la brujería. Se
han asociado con la hechicería, la medicina, la climatología e, incluso, la
muerte. No hay aves que hayan suscitado sensaciones tan opuestas. Según las
creencias y tradiciones, han sido veneradas o temidas, admiradas o despreciadas.
Macho de búho nival con un lemning en su pico |
Esta rapaz fue popularizada por los libros de la autora británica J. K. Rowling. La lechuza Hedwig de Harry Potter es en realidad un búho nival. Aunque en las novelas se la identifica como hembra, para rodar las películas se utilizaron machos, quizá por exhibir un color blanco más brillante.
El búho nival es un ave nómada, rara vez se reproduce en los mismos lugares o con las mismas parejas y, en ocasiones, rehúye el apareamiento si no hay presas suficientes para alimentar a las crías. Su carácter divagante y sus irrupciones inesperadas lo han convertido en un ave impredecible, difícil de estudiar. Aun así, contamos con estudios recientes que sugieren una disminución vertiginosa de sus efectivos. Mientras que la población mundial se llegó a estimar en más de 200.000 individuos en tiempos pasados (cifra seguramente sobreestimada), censos recientes más fiables sugieren que en la actualidad no se superarían los 28.000-30.000.
Si bien las causas no se conocen bien, numerosos factores ambientales relacionados con el calentamiento global pueden ser los causantes del declive poblacional de estos elegantes búhos. A medida que las temperaturas continúan aumentando, es probable que ciertos factores abióticos como el incremento de las lluvias y la reducción de la nieve afecten a las poblaciones de lemmings, el sustento principal de estas rapaces. Otras causas como la reducción del hielo marino, la modificación del comportamiento migratorio, los cambios en la composición de la vegetación y el aumento de enfermedades y parásitos también pueden influir de modo negativo.
Las poblaciones de lemming parecen ser muy sensibles al cambio climático. Cuando afrontan inviernos cálidos y cortos, sus ciclos poblacionales pueden llegar a colapsar. Al ser una especie clave en los ecosistemas de tundra, el cambio del tamaño poblacional del lemming provoca importantes efectos en cadena sobre sus depredadores. Un equipo de investigadores nórdicos del Centro de Investigación del Ártico coordinados por el biólogo danés Niels M. Schmidt estudió la fluctuación de las poblaciones de estos micromamíferos durante un periodo de 22 años (1988-2010) en dos zonas de Groenlandia. Observaron cambios dramáticos en las poblaciones de dos especies de depredadores, el búho nival y el armiño, provocados por el brusco declive poblacional que sufrieron las poblaciones de lemmings en inviernos más templados de lo previsible durante ese periodo. El resultado fue que la producción de crías de búho nival disminuyó en un 98% y hubo indicios de una grave disminución de la población de armiños.
Lemning pardo siberiano (Lemmus sibiricus) |
Los autores del estudio concluyen que si las poblaciones de lemming permanecen en la misma dinámica de baja densidad vista durante la década 2000-2010, el resultado probablemente será la extinción de sus poblaciones y un mayor empobrecimiento del gremio de depredadores endémicos del Ártico. En última instancia, esto podría causar impactos en cascada en toda la red trófica de la tundra, con consecuencias desconocidas y nada esperanzadoras para nuestro gran búho blanco.
Quiero terminar este artículo con una felicitación navideña elaborada a partir de una captura del fotógrafo norteamericano Kile Tansley (merece la pena visitar su web).
Un saludo cordial a los lectores de este blog y un Feliz Año 2022.
José Antonio López Isarría