25 noviembre 2021

Gorriones, langostas y caos

El cartel que abre nuestro artículo de hoy data de 1956 y fue usado como recurso promocional en la campaña "Cuatro plagas" de Mao Zedong para erradicar gorriones. Esta conocida historia nos muestra las consecuencias inesperadas que supone alterar el equilibrio natural de los ecosistemas. El experimento terminó en una gran hambruna que se llevó por delante la vida de 30 millones de chinos.


En esas fechas, el gigante asiático vivía su “Gran Salto Adelante”, un esfuerzo colosal que pretendía transformar un país mayoritariamente agrario en una próspera potencia industrial marxista. En este contexto el presidente Mao promulgó la “Campaña de las 4 Plagas” con el objetivo de detener la propagación de 3 importantes enfermedades infecciosas: malaria, peste y fiebre tifoidea. Los cuatro agentes, a su juicio, causantes de tales epidemias eran las ratas, las moscas, los mosquitos y los gorriones.

La sensibilidad del presidente chino por los animales era manifiestamente mejorable. En palabras del historiador holandés Frank Dikötter, el líder revolucionario veía la naturaleza como un enemigo al que había que derrotar, una entidad fundamentalmente separada del ser humano a la que había que subyugar y transformar por medio de la movilización de masas.

En este contexto social y político, los científicos chinos habían calculado que cada gorrión consumía 4,5 kg de grano al año, y que por cada millón de gorriones muertos habría comida para 60.000 personas. Con estos datos en la mente de la dirigencia del país, se ordenó el exterminio de los gorriones, una decisión de funestas consecuencias que finalmente derivó en una catástrofe humanitaria.

Tomado de www.youtube.com/watch?v=LjRZIW_hRlM
Siguiendo las indicaciones de las autoridades, se destruyeron todos los nidos a la vista, con sus huevos y polluelos, se abatieron ingentes cantidades de gorriones en vuelo e, incluso, mediante el ruido generado por el golpeteo de utensilios caseros, se obligó a las aves a volar hasta que caían de agotamiento. Se estima que murieron cientos de millones de pájaros durante la campaña. Como resultado de esta gesta revolucionaria, el gorrión molinero (Passer montanus) casi se extinguió en China.

Gorrión molinero

La campaña contra estos pajarillos finalizó en 1959 cuando los líderes de la Academia de Ciencias notificaron los hallazgos de diversos científicos que, tras analizar el contenido estomacal de gorriones muertos, encontraron que había en su interior más insectos que grano. El resultado de este temerario experimento ecológico provocó una reducción drástica del rendimiento agrícola en China. La producción de arroz en particular fue la más afectada. Y, con todo, el principal desastre fue causado por ejércitos de langostas que pululaban sin control alguno por los campos oscureciendo el cielo y devorando cultivos de miles de hectáreas.

Fotografíasde la campaña de erradicación de las cuatro plagas en China

El efecto de estas plagas de insectos, añadido al impacto de la deforestación generalizada y el uso excesivo de venenos y pesticidas, desembocaron en la Gran Hambruna China (1958-1961) en la que millones de personas murieron de hambre.


El gorrión molinero, uno de los protagonistas de esta historia, es un ave de pequeño tamaño con aspecto similar a otros gorriones aunque algo menor y más rechoncho. A diferencia  del gorrión común, es eminentemente rural y rehúye adentrarse en el interior de las poblaciones. Es una especie omnívora. Aunque en invierno su dieta básica se compone de semillas de plantas silvestres, en primavera se complementa con el consumo de pequeños invertebrados (pulgones y escarabajos). En este aspecto sigue el patrón alimenticio típico de las aves granívoras, consume semillas durante el período invernal y añade proteína de origen animal en época reproductora. La dieta de los pollos cambia a medida que avanza el período reproductor. Al principio, los padres ceban a las crías con larvas de lepidópteros pero, al llegar el verano, saltamontes y gran variedad de insectos (dípteros, coleópteros, himenópteros) sustituyen a las orugas como fuente de alimento para la prole.

Agrupación invernal de gorriones molineros
Es una especie prolífica. Son normales dos o tres puestas por temporada de cría, rara vez cuatro. Las nidadas pueden tener hasta 7 huevos, aunque lo normal es 5. Los gorriones molineros son muy sociables durante todo el año, especialmente durante el invierno, cuando se reúnen en bandadas que pueden superar el centenar de individuos, a menudo mezclados con gorriones comunes y otras especies (escribanos y fringílidos principalmente). Forrajean en yermos y cultivos hasta que, llegada la noche, buscan dormideros en pequeñas agrupaciones de árboles o cañizales donde pasan la noche en grandes grupos protegidos del frío y de depredadores.

Respecto a la otra protagonista de este drama, la langosta terrestre, es la fase de enjambre de ciertas especies de saltamontes caelíferos, dotados de antenas cortas y dieta herbívora. Estos insectos suelen ser solitarios, pero en ciertas circunstancias cambian su comportamiento y se convierten en gregarios. Los zoólogos no hacen distinción taxonómica entre las especies de langostas y saltamontes. La diferencia estriba en si una especie forma enjambres bajo las condiciones adecuadas, de modo que el término “langosta” se reserva para las especies de saltamontes que cambian morfológica y conductualmente con el hacinamiento hasta formar grandes agrupaciones que se desarrollan a partir de bandas de etapas inmaduras.

Fases 'solitaria' y 'gregaria' de la langosta terrestre

Estos cambios conductuales tan sorprendentes fueron descritos por primera vez a mediados del siglo XX por el entomólogo ruso Boris Uvarov.​ Realizó un exhaustivo estudio sobre la langosta migratoria en el Cáucaso, cuyas fases solitaria y gregaria habían sido previamente consideradas como especies separadas (Locusta migratoria y Locusta danica). En estos animales, el comportamiento de enjambre aparece como respuesta al hacinamiento. El aumento de la estimulación táctil de las patas traseras eleva los niveles de serotonina, un agente neurotransmisor relacionado con diversas funciones corporales.​ Este incremento provoca varios cambios en las langostas: cambio de color, incremento del apetito y aumento de la pulsión reproductiva.


El resultado de estos cambios individuales puede desembocar en la formación de grandes enjambres de millones de langostas repartidas en bastas extensiones de miles de kilómetros cuadrados.​ Lo más parecido a una “plaga bíblica” que podemos observar en la realidad. Según datos de la Organización de Naciones Unidas, obtenidos del estudio de las recientes plagas de 2019 y 2020 en Kenia, Etiopía y Somalia, un enjambre puede contener hasta 80 millones de langostas por kilómetro cuadrado y puede desplazarse de 100-150 km al día.

La historia del exterminio de la “cuatro plagas” además de una lección de ecología práctica también nos enseña que las aves y las langostas, como todos los seres vivos, son sistemas dinámicos ya que experimentan variaciones con el tiempo. Algunas de estas variaciones ocurren de forma regular y periódica (ver artículo de ciclos circadianos). 

En caso contrario, cuando la dinámica es aperiódica, los cambios son impredecibles. En ocasiones, estos sistemas son muy sensibles a cualquier variación en las condiciones iniciales. De hecho, por muy leves que sean pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, complicando la predicción a largo plazo. Ejemplos de tales sistemas incluyen el clima terrestre, el sistema solar, los fluidos en régimen turbulento y el crecimiento de las poblaciones. Teoría del caos es la denominación popular de la rama de las matemáticas, la física y otras ciencias que se interesan por estos sistemas dinámicos.

La teoría del caos fue introducida en ecología por Robert May. Este científico australiano buscaba también un modelo demográfico que explicase cómo se transformaba una población cuyo crecimiento debía tener en cuenta la cantidad máxima posible de individuos. Con una ecuación logró explicar el comportamiento caótico y aparentemente azaroso que ocurre en estas situaciones. Se trataba de una de las primeras aplicaciones de la teoría del caos a la biología.


El llamado efecto mariposa asociado a esta teoría se debe a una pregunta que se formuló el matemático y meteorólogo estadounidense Edward Lorenz en un congreso científico celebrado en 1979: ¿el aleteo de una mariposa en Brasil provoca un tornado en Texas? De esta forma, Lorenz llamó la atención sobre la extrema sensibilidad del clima de nuestra Tierra, en el que si se dan las condiciones adecuadas, el débil aleteo de una mariposa podría amplificarse exponencialmente hasta derivar en un devastador huracán. Esta idea se haría célebre en todo el mundo para explicar este tipo de sistemas dinámicos complejos.

La campaña "Cuatro Plagas" de Mao fue también, muy a su pesar, caótica en el sentido físico-biológico. Las consecuencias, lejos de ser predecibles y orientadas a un fin, resultaron catastróficas. La naturaleza se rige por normas que no siempre conocemos y muchas veces despreciamos. Conviene ser respetuoso y prudente con ella.

José Antonio López Isarría