A mediados del mes pasado,
el delta del Ebro sufrió los efectos del paso de la borrasca 'Gloria'. En pocas
horas, el agua anegó 3.000 hectáreas de playas y arrozales de este frágil
ecosistema. El servicio de observación terrestre Copernicus difundió estas dos
imágenes tomadas por el satélite Sentinel 1 correspondientes a los días 15 de
enero (anterior a la borrasca) y 21 de enero, en pleno temporal.
El área mediterránea ha sufrido en los últimos nueve meses tres temporales calificados de "históricos" por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El primero fue el de Semana Santa de 2019 en el sureste peninsular, en el que en solo cinco días cayó cinco veces más agua de lo habitual en un mes de abril. Algunos meses más tarde se produjo la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) de septiembre, que supuso la muerte de siete personas como consecuencia de las lluvias torrenciales. Fue el episodio de precipitación más intenso en Murcia en los últimos 50 años. Y cuatro meses después llegó Gloria. Se batió el récord de nevadas (86 centímetros en la localidad castellonense de Vilafranca), de altura de olas (14,2 metros), de lluvia caída en 24 horas en enero (siete estaciones acumularon más de 300 litros por metro cuadrado) y de número de rayos (3.035 en la Comunidad Valenciana).
Los climatólogos nos dicen que estos temporales son más propios de otoño por la cantidad de lluvia y por el componente tormentoso. Fuera de esa temporada, este tipo de eventos son novedosos. La razón de esta sucesión de gotas frías tiene mucho que ver con los efectos
del calentamiento global sobre el Polo Norte. Parece que se
está reduciendo la diferencia de temperaturas entre el Ártico y el Ecuador, con
las consiguientes repercusiones en la circulación atmosférica, especialmente en
una corriente de aire que es, en parte, responsable del clima de superficie.
La playa de la Patacona de Valencia y el paseo marítimo, rebasados por la línea de mar. (EFE) |
Ondulaciones de la corriente en chorro impulsando aire cálido hacia el ártico. Fuente: NOAA |
Esta corriente da la vuelta
a la Tierra de este a oeste a una velocidad de 180-400 km/h, siguiendo una
trayectoria sinuosa a 11.000 m de altitud. Es la denominada corriente en
chorro. El aumento térmico en el Ártico provoca que una de sus tres ramas, la polar,
se desacelere y se vuelva más ondulada, oscilando hacia el norte y el sur más
allá de sus límites habituales. Y esto se traduce en incursiones de aire frío
más severas en invierno, pero también olas de calor más intensas y prolongadas
durante el verano.
Las tres ramas de la corriente en chorro en niveles altos mostradas en ambos hemisferios. Met Office |
Recientes estudios
científicos han puesto de manifiesto que en un mundo progresivamente más
cálido, el comportamiento de la corriente
en chorro será un factor atmosférico clave. Cómo se comporte esa corriente
condiciona la meteorología y todo lo que ella implica como inundaciones, sequías,
olas de calor, períodos fríos, rendimiento de cultivos o aumento del nivel del
mar en muchas zonas del planeta.
Imagen del Delta del Ebro en 2006, año en el que también hubo inundaciones en los arrozales. Fuente: UAB. |
El fuerte oleaje que acompañó
a la tormenta Gloria golpeó con
dureza la costa y las construcciones litorales, y causó un enorme impacto en la
gran llanura deltaica de 320 kilómetros cuadrados, donde el río Ebro se ramifica y
desemboca en el mar. El delta del Ebro
es uno de los mejores lugares de Europa para observar aves. Se trata de una de
las principales zonas húmedas del Mediterráneo occidental y presenta una gran
diversidad biológica. Aquí se halla, por ejemplo, la colonia de cría de gaviota
de Audouin (Ichthyaetus audouinii) más grande del mundo, una de las poblaciones más importantes de
escribano palustre de la subespecie mediterránea (Emberiza schoeniclus witherbyi), la principal colonia española de charrán patinegro (Sterna sandvicensis), y la
segunda colonia más grande de flamencos (Phoenicopterus
roseus) y de moritos comunes (Plegadis falcinellus).
Gaviota de Audouin y escribano palustre
El 20 % de la superficie de
este delta está protegido legalmente a través del Parque Natural del Delta del
Ebro, localizado en el entorno de Tortosa, Amposta y San Jaime de Enveija. Este
espacio natural se creó en 1983 por la Generalitat de Cataluña y constituye una zona húmeda de gran interés, con una extensión de 7.800 hectáreas. El 80 %
restante del delta corresponde a suelos urbanos y agrícolas, con especial
mención a los campos de arroz, que se extienden a lo largo de 21.000 hectáreas.
Amanecer en el Delta del Ebro. Fotografía de Agustí Descarrega |
Durante el siglo XX se construyeron
unos 200 embalses en toda la cuenca del Ebro. Esta sucesión de represamientos
de agua provocó no sólo la disminución de la frecuencia y la magnitud de las
riadas, sino la retención de casi toda la carga sólida que transportaba el río.
De esta manera, lo que tendría que ser un modelado del delta natural fruto de
la interacción de los factores dinámicos río-oleaje ha pasado a ser un paisaje
humanizado solo afectado por el oleaje. Es decir, se ha eliminado la variable
fluvial en la configuración del delta.
Mapa del Delta del Ebro |
Diversos estudios realizados
indican un aumento del nivel del mar de 4’5 mm/año en el periodo 1992-2007. Si
a esto añadimos el hundimiento de toda la estructura sedimentaria (estimado en 2 mm/año), se calcula que el nivel del mar en esta zona se situará entre 40 centímetros y
1 metro por encima del nivel actual. Este ascenso de nivel provocará una mayor
intrusión de agua salada y una mayor erosión de la línea costera, lo que puede
conducir en el futuro a una mayor pérdida de la tierra habitable y cultivable,
y a una mayor frecuencia de las inundaciones, además de ocasionar daños en los
ecosistemas. Todo ello repercutirá negativamente en la agricultura, recursos
naturales, turismo e industria de la zona.
Isla de Buda |
Actualmente, cerca del 65%
de la superficie del delta del Ebro se dedica al cultivo del arroz. Dadas las
características salinas de gran parte de los suelos, este cultivo necesita unas
condiciones de inundación con agua dulce a lo largo del período de crecimiento
de la planta (abril-septiembre). La inundación se asegura mediante una red de
irrigación muy compleja. El agua es captada a unos 60 km de la desembocadura y
transportada por gravedad a través de dos canales, uno a cada lado del río. Una
vez alcanzan el delta, se empiezan a ramificar sucesivamente, formando una red
de tipo capilar, hasta que llegan a las parcelas de cultivo.
En términos ecológicos, los
arrozales se pueden definir como humedales temporales y someros. En su ámbito
de influencia vive una avifauna muy interesante de anátidas, limícolas y aves
marinas. Toda el área deltaica es, además, zona de paso de aves migratorias invernantes. Este
hecho resulta evidente sobre todo en otoño; entre octubre y noviembre, tras
recoger el arroz, los campos aún están anegados y miles de aves acuáticas, que
pasan en migración o inician su invernada, los invaden.
Pato cuchara (izquierda) y ánade silbón (derecha)
El Delta acoge una gran diversidad de anátidas, sobre todo en invierno. Las especies de mayor
interés son el pato cuchara (Anas clypeata) y el ánade silbón
europeo (Anas penelope), aunque el grueso importante de
ejemplares lo compone el ánade real (Anas platyrhyncos). También es interesante citar al tarro blanco (Tadorna tadorna), cuya primera cita en España data de 1972, año en el que nidificó en el delta del Ebro (quizá procedente de poblaciones francesas) y luego se ha ido expandiendo a otros puntos
del litoral e incluso del interior peninsular.
Entre los láridos, charranes y limícolas, aparte de los ya citados charranes patinegros y gaviotas de Audouin, residen en el Delta las principales colonias reproductoras de gaviota picofina (Chroicocephalus genei), charrán común (Sterna hirundo) y ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus). Además, la gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus) tiene su principal área de invernada en España.
Es muy destacable la gran variedad de ardeidas que vagan por los arrozales y humedales. La garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) tiene aquí la principal colonia reproductora de España, pero también crían la garcilla bueyera (Bubulcus ibis), el avetorillo (Ixobrychus minutus), el martinete (Nycticorax nycticorax), la garceta común (Egretta garzetta), la garza real (Ardea cinerea) o la garza imperial (Ardea purpurea).
Tarro blanco (izquierda) y ánade real (derecha)
Entre los láridos, charranes y limícolas, aparte de los ya citados charranes patinegros y gaviotas de Audouin, residen en el Delta las principales colonias reproductoras de gaviota picofina (Chroicocephalus genei), charrán común (Sterna hirundo) y ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus). Además, la gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus) tiene su principal área de invernada en España.
Ostrero euroasiático (izquierda) y gaviota cabecinegra (derecha)
Es muy destacable la gran variedad de ardeidas que vagan por los arrozales y humedales. La garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) tiene aquí la principal colonia reproductora de España, pero también crían la garcilla bueyera (Bubulcus ibis), el avetorillo (Ixobrychus minutus), el martinete (Nycticorax nycticorax), la garceta común (Egretta garzetta), la garza real (Ardea cinerea) o la garza imperial (Ardea purpurea).
Avetorillo (izquierda) y garcilla cangrejera (derecha)
Entre las soluciones que se manejan
por los expertos para preservar este gran ecosistema litoral hay que citar
medidas que van desde meras adaptaciones de los Planes Generales de los
municipios afectados para salvaguardar la actividad socioeconómica, hasta proyectos
más agresivos como ganar terreno al mar mediante morfologías dunares o contener
las aguas con un sistema de diques a la holandesa. En todo caso, lo más
deseable sería restaurar el caudal del Ebro mediante un aumento de su caudal
ecológico y una liberación paulatina de los detritos cautivos en las presas, lo
que evitaría la colmatación y consiguiente pérdida de eficiencia de las mismas
y devolvería la dinámica fluvial al delta.
Cerramos este artículo con
un excelente vídeo filmado en la isla de Buda y realizado por el fotógrafo Joaquín
Forner.
(Ver otros trabajos de este autor relacionados con la avifauna del Delta en este enlace de YouTube).
José Antonio López Isarría