29 mayo 2019

Cetreros

La Cetrería es una práctica cinegética tradicional que emplea aves rapaces adiestradas para cazar presas silvestres en su medio natural. En la actualidad es practicada en más de 70 países. La UNESCO la declaró en 2010 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por tratarse de una “auténtica tradición social respetuosa con el medio ambiente que se transmite de generación en generación”.





El término “cetrería” viene del latín “accipiter” que significa “ave de rapiña”. De ahí derivaría el término “accipitraria” para indicar el arte de cazar con dichas aves, y posteriormente habría evolucionado a “aceptrería” y “cetrería”. Otros etimologistas consideran que proviene de “acetrero”, “acetor” (forma arcaica de azor). 

La cetrería se originó hace más de 4000 años en las planicies del Asia central, al norte y sur del Cáucaso, y desde allí se difundió al resto del mundo, tanto oriental como occidental. A través del gran imperio mongol de Genghis Khan, esta práctica se introdujo en China, Corea, Japón y Oriente Medio. Probablemente llegó a Europa alrededor del año 400 d.C., tras la invasión de los hunos y los alanos.

Federico II Hohenstaufen. Rey de Sicilia, Chipre y Jerusalén.
 Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico
Los escritos del emperador Federico II de Hohenstaufen (1194–1250) son reconocidos como la fuente más importante del conocimiento de la cetrería tradicional. Se introdujo en el mundo de la cinegética con rapaces gracias a la lectura del manual de Moamyn, nombre con el que era conocido en la Europa medieval un cetrero árabe del siglo IX, autor de un importante tratado sobre la cetrería. Además, Federico II escribió hacia el final de su vida un tratado que tituló "El arte de cazar con aves”, considerado como el primer tratado completo de cetrería. Es una extensa obra, dividida en seis partes, que contiene un tratado de ornitología, un manual de adiestramiento de aves rapaces y varios libros de  caza. Se tradujo al francés medieval a finales del siglo XIII.

En Europa, la época dorada de la cetrería fue la Edad Media, desde el siglo VI hasta el siglo XVI. Debido al gasto que suponía mantener un equipo de halcones y halconeros, fue una práctica casi reservada para las clases nobles y la realeza. Se estableció una especie de escala social según el tipo de rapaz que una persona portaba en su muñeca, de forma que un rey llevaba un Halcón gerifalte, un conde un halcón peregrino, un burgués hacendado un azor, un sacerdote un gavilán, y un criado un cernícalo. A finales del siglo XVIII comenzó el declive de esta práctica, cuando las armas de fuego pasaron a ser las herramientas preferidas para la caza.

En la actualidad, el mayor experto español en cetrería es Javier Ceballos. Geólogo de formación, ha dedicado la mayor parte de su producción científica y divulgativa al mundo de las aves rapaces adiestradas para la caza. Es autor de varios libros y documentales sobre el tema. Es miembro del jurado del Falconry Festival que se celebra cada tres años en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos), el mayor y más importante evento internacional de cetrería. Ha investigado en profundidad la historia de esta práctica en España, y nos basaremos en él para ofrecer el siguiente resumen.

Javier Ceballos
Algunos historiadores sostienen que ya era practicada por los celtíberos en el siglo III, aunque hay que esperar la llegada de los visigodos para tener certeza documental. Parece que hubo dos vías de entrada. La primera se estableció con los pueblos germánicos que llegaban por el norte, a principios del siglo VI. Esta modalidad, practicada por los visigodos, se fundamentaba en la modalidad denominada “bajo vuelo”, de la que más tarde hablaremos. Los frondosos terrenos de caza del norte peninsular relegaron a los halcones a un segundo plano, y los azores eran las aves más usadas. La invasión islámica a la Península Ibérica a partir del año 711, propició el establecimiento de su cultura en nuestro país durante cientos de años. Una de sus aportaciones más significativas en el ámbito cetrero fue el manejo de los halcones, que desde antaño formaba parte de su cultura.

Se puede generalizar que la Cetrería española, y también europea, entró en declive a lo largo del siglo XVIII y XIX. Se inicia entonces una lenta transición hacia una práctica minoritaria, sostenida solo por el entusiasmo de los aficionados. Además del enorme gasto de mantenimiento de los equipos de cetrería, la parcelación del campo y la disminución de presas, otra importante causa de su recesión fueron las armas de fuego. Resultaban más baratas que los costosos equipos de halconeros, más fáciles de mantener, estaban siempre a punto, eran más efectivas y nunca desfallecían.

A lo largo del siglo XX se consolida la cetrería moderna en España. Su figura más representativa fue, sin ninguna duda, Félix Rodríguez de la Fuente. En 1962 el Gobierno español le encargó capturar dos halcones peregrinos para ofrecérselos como regalo al rey Saud de Arabia Saudita, país al que viajó para entregárselos y transmitir los conocimientos de la cultura cetrera ibérica. Este monarca le financiaría años más tarde el rodaje de su primer documental, titulado Señores del espacio, dedicado precisamente a la cetrería.

Felix Rodríguez de la Fuente con un azor joven
Los cetreros distinguen entre aves rapaces de alto y bajo vuelo, pues las presas capturadas en los lances son diferentes. Si son de bajo vuelo, las presas son mamíferos pequeños (ratones, liebres, conejos) o aves lentas. Pertenecen  a este grupo las águilas, las aguilillas, los azores y los gavilanes, y se entrenan principalmente al guante o lúa, guante que utilizan los cetreros para protegerse de las garras de las rapaces.  Si son de alto vuelo, la caza se vuelve más especializada y se capturan presas como palomas, garzas y patos entre otras. Esta cacería es característica de los halcones y se entrenan al señuelo, pieza hecha de piel cuya forma se asemeja a la de un pájaro y es usada en el adiestramiento de las aves de presa.


Utensilios del cetrero: lúa, caperuza, pihuelas y cascabeles. Tomado de cetreriaweb.es y Enciclopedia Británica

En la cetrería moderna, las aves de presa más utilizadas son el busardo colirrojo (Buteo jamaicensis), el busardo mixto (Parabuteo unicinctus) y el halcón peregrino (Falco peregrinus), aunque también se adiestran el halcón gerifalte (Falco rusticolus), el azor ibérico (Accipiter gentilis), el esmerejón (Falco columbarius) y el gavilán (Accipiter nisus).
Los colectivos ecologistas nunca han visto con buenos ojos esta actividad cinegética. Denuncian casos de expolio de puestas, captura y comercio ilegal de ejemplares salvajes y fraude de certificados que “acreditan” la procedencia legal de ciertos especímenes. Recuerdan, además, que ciertas reformas legislativas han incluido especies en peligro de extinción como el águila perdicera (caso de Castilla-La Mancha), han ampliado los calendarios y los terrenos cinegéticos para su práctica, y se están minimizando, a su juicio, los casos de suelta o escape de aves foráneas, con el consiguiente impacto sobre las poblaciones autóctonas.

Halcón peregrino (Falco peregrinus)

Busardo mixto (Parabuteo unicinctus)

Busardo colirrojo (Buteo jamaicensis)
De otro lado, hay que señalar que la contribución más importante de la cetrería al mundo de la conservación se encuentra en el campo de la cría en cautividad y la reintroducción en el medio natural. "Los cetreros han sido pioneros en la cría en cautividad de halcones y otras rapaces, y ellos son los principales criadores en la actualidad", afirma el doctor Tom J. Cale, creador del Peregrine Fund en Estados Unidos. En Norteamérica se han soltado en los últimos 25 años más de 6.000 halcones peregrinos criados en estos centros, situando a la especie fuera de la lista de aves en peligro de extinción.

En España hay unos 2.000 poseedores de aves de presa (pajareros o tenedores se dice de los que solo custodian aves de presa). De ellos, solo la mitad las entrenan y vuelan, y no más de 400 se precian de auténticos cetreros porque salen a cazar. La legislación actual exige documentación que pruebe la tenencia legal del pájaro (el CITES o Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), una licencia de caza sin armas, un permiso del coto y de la comunidad autónoma y un seguro específico. Las competencias de regulación de la cetrería en España recaen en las Comunidades Autónomas. En algunas regiones la cetrería se permite y se fomenta. Otras, la regulan y se limitan a algunas de sus modalidades, otras no la contemplan en su legislación, pero en ninguna se  prohíbe.



Emiratos Árabes Unidos es el país que cuenta con más aficionados a esta práctica cinegética. Con más de 20.000 cetreros en 83.000 kilómetros cuadrados, ejerce de enclave mundial del gremio. En Abu Dhabi se celebra cada tres años el Falconry Festival un macro evento en el que se dan cita cetreros de todo el mundo. Hay exhibiciones, exposiciones y utillería divers para las aves.  
La Sociedad Española de Ornitología (SEO) considera que “la actividad cinegética en general y la cetrería en particular pueden ser compatibles con la conservación de la naturaleza. Una buena gestión cinegética ayuda a mantener la actividad rural y a conservar la biodiversidad”. No obstante expresa ciertas reservas y propone 5 condiciones que deben respetarse:

1.- Uso de unas pocas especies de rapaces, preferentemente las utilizadas de forma tradicional en la cetrería española.
2.- Garantías reales de que las aves utilizadas proceden de cría en cautividad autorizada.
3.- Los ejemplares deben estar equipados con emisores para su localización mediante telemetría en caso de extravío y deben ser identificables mediante marcaje inalterable y prueba genética tasada.
4.- La práctica de la cetrería debe realizarse en lugares autorizados al efecto para evitar la caza involuntaria de especies amenazadas, respetando las limitaciones generales de la actividad cinegética para proteger a las especies objeto de aprovechamiento (periodos de veda, etc.).
5.- Es necesaria una adecuada formación del cetrero, acreditada mediante una autorización específica.

Respecto a las especies que la SEO considera “autorizadas” para cetrería se advierte que deben proceder de cría en cautividad, de progenitores nacidos a su vez en cautividad en centros autorizados para ello. La lista se reduciría a especies autóctonas usadas de forma tradicional en la cetrería española y que no se encuentran amenazadas como el halcón peregrino “baharí” (Falco peregrinus brookei) y el azor común (Accipiter gentilis gentilis). También pueden autorizarse las especies foráneas cuyo uso actual en cetrería está muy extendido en España, y su uso no supone una amenaza para la fauna silvestre española ni para sus poblaciones de origen, caso del busardo mixto (Parabuteo unicinctus), más conocido en cetrería como “halcón de Harris”, y el águila mora (Geranoaetus melanoleucus). Todas estas aves deberán contar con un certificado de origen geográfico, así como un certificado de esterilidad con el fin de evitar posibles naturalizaciones en el territorio español.


Águila mora (Geranoaetus melanoleucus) y azor común (Accipiter gentilis)

Félix Rodríguez de la Fuente escribió en uno de sus libros: "El cetrero moderno es un hombre de espíritu sensible, de conocimientos naturales profundos y de espíritu proteccionista sumamente arraigado. Con la cetrería conquisté el respeto a la libertad de todos los seres vivos y la repugnancia más profunda ante lo que signifique dar muerte a un animal mediante los procedimientos ventajosos y poco deportivos empleados por tantos seres humanos".

Considerar la práctica de la cetrería como un “arte” puede ser tan exagerado como denigrarla a una forma más de cacería en el campo. Con la actual legislación, poco desarrollada y muy desigual entre las diferentes Comunidades Autónomas, esta modalidad cinegética puede no satisfacer las necesidades de la conservación de la naturaleza. La Ley  del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, establece el régimen jurídico básico de la conservación, uso sostenible, mejora y restauración del patrimonio natural y de la biodiversidad. Este debe ser el marco legal que regule la cetrería,  armonizando sus valores culturales con las debidas cautelas que piden organizaciones de la talla científica de la SEO.

José Antonio López Isarría