La biodiversidad de nuestro planeta está disminuyendo a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad. El ritmo de extinción de las especies es tan acelerado que puede causar graves efectos en las poblaciones humanas de todo el mundo. Esta inquietante advertencia ha sido anunciada el pasado 4 de mayo en un informe de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
El IPBES es la instancia
científica mundial encargada de proporcionar a los gobernantes el mejor
conocimiento disponible relativo a las poblaciones y la naturaleza. Su objetivo
es influir en las decisiones de los políticos en temas relativos a la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, el bienestar
humano a largo plazo y el desarrollo sostenible.
El informe, denominado Evaluación Global sobre Biodiversidad y
Servicios de Ecosistemas, es el documento más completo realizado en este campo hasta la fecha. Ha sido elaborado por 145 científicos
de 50 países en los últimos tres años, con contribuciones adicionales de otros
310 expertos. En él se evalúan los cambios ambientales en las últimas cinco
décadas y nos ofrece una visión general de la relación entre las trayectorias
de desarrollo económico y sus impactos en la naturaleza. El documento
también avanza posibles escenarios para las próximas décadas.
Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas
marinos con una mayor biodiversidad
|
La salud
de los ecosistemas, de los que dependemos junto a todas las demás especies, se deteriora
más rápido que nunca. Estamos erosionando los cimientos de nuestras
economías, medios de vida, seguridad alimentaria, salud y calidad de vida. El número total estimado de
especies animales y vegetales en la Tierra es de unos 8 millones (incluyendo 5,5 millones de
especies de insectos). La tasa actual de extinción de especies en el mundo es
más alta que el promedio de los últimos 10 millones de años (quizá cientos de
veces más alta). Se estima que alrededor de 1 millón de especies animales y
vegetales están en peligro de extinción, especialmente en las próximas décadas,
algo inédito en la historia de la humanidad.
De todos los biomas de la Tierra, las selvas tropicales son las que tiene
mayor diversidad de plantas
|
Desde 1900, la diversidad de
especies locales en la mayoría de los grandes hábitats terrestres ha
disminuido, como mínimo, en un 20% en promedio. Más del 40% de las especies
de anfibios, casi el 33% de los arrecifes de coral y más de un tercio de todos
los mamíferos marinos están amenazados. Casi 700 especies de vertebrados
han desaparecido desde el siglo XVI. En lo que respecta a la ganadería, más del
9% de todas las razas de mamíferos domesticados ha desaparecido, y otras 1.000
razas están bajo amenaza. Esta pérdida es consecuencia directa de la actividad
humana y representa una amenaza grave para nuestro bienestar en todas las
regiones del mundo.
Tomado de https://www.ipbes.net/news/ |
Tres cuartas partes del
medio terrestre y alrededor de dos terceras partes del medio marino han sido alteradas
significativamente por la acción humana. En general, este efecto ha sido
menos severo o se ha evitado en áreas de propiedad o manejo de los pueblos
indígenas y comunidades locales. Se citan como principales
agentes causantes de esta situación: los cambios en el uso de la tierra y el
mar, la explotación directa de ciertos organismos, el cambio
climático, la contaminación y la introducción de especies exóticas
invasoras.
La extinción de especies
biológicas ha sido un fenómeno natural a lo largo de los millones de años de
historia evolutiva del planeta. Durante todo el tiempo geológico, las extinciones
se han producido por cambios climáticos y del entorno (por ejemplo, periodos
glaciales), y por la aparición de tipos nuevos de organismos mejor adaptados
que desplazaron a los que antes existían. A través de la evolución, nuevas
especies surgen mediante la especiación y otras desaparecen cuando ya no son capaces de
sobrevivir en condiciones cambiantes o frente a otros competidores.
Normalmente, una especie se extingue en los primeros 10 millones de años
posteriores a su aparición, aunque algunas especies,
denominadas fósiles vivientes,
sobreviven prácticamente sin cambios durante cientos de millones de años.
Desde que los organismos macroscópicos multicelulares complejos aparecieron en
la Tierra se han detectado varios episodios de extinción masiva en el eón
Fanerozoico. Esta división geológica de la historia de la Tierra abarca los
últimos 540 millones de años, tiempo durante el cual los organismos vivientes
ya toman formas complejas, evolucionan y se diversifican ampliamente. En los
años transcurridos desde esta explosión de vida se calcula que han surgido
30.000 millones de variedades de seres vivos, de las que el 99,9% han
desaparecido.
En el pasado de la historia reciente de la
Tierra han ocurrido cinco episodios de extinción masiva, interrumpidos por
periodos en los que la diversidad de los organismos se recuperó en alguna
medida. Veamos un resumen rápido:
Extinción masiva del Ordovícico-Silúrico (hace unos 450 millones de años). Los
grandes afectados fueron los seres marinos, los únicos pobladores del planeta.
Desaparecieron el 50% de los corales y casi 100 familias biológicas, lo que
representaba el 85% de las especies de aquella fauna. Una posible explicación
sugiere que la primera parte del evento de extinción fue causada por una larga
edad de hielo que provocó la formación de grandes glaciares en el
supercontinente Gondwana y, en
consecuencia, un descenso significativo del nivel del mar. La segunda parte, en
cambio, pudo ocurrir tras la finalización de ese período frío, con el
consiguiente deshielo de los glaciares y el posterior aumento del nivel
del mar.
Extinción
masiva del Devónico (hace unos 350 millones de años). En este
evento desapareció el 77% de las especies, más de la mitad de los géneros y una
quinta parte de las familias. Este episodio tuvo mayor
influencia en mares que en continentes, y en las latitudes tropicales más que
en las regiones templadas. De las 70 familias de peces que
había, solo sobrevivieron 17. En los medios terrestres,
las plantas vasculares no se vieron afectadas por esta pérdida
general. Las causas de esta gran extinción se
atribuyen a impactos de meteoritos, disminución de la temperatura global,
reducción del dióxido de carbono y déficit de oxígeno.
Fósil de Trilobites |
Extinción
masiva del Pérmico-Triásico (hace unos 250 millones de años). El episodio de extinción y destrucción más devastador que la Tierra haya conocido nunca. Se extinguieron el 90% de todas las especies; el 96% de las especies marinas y
el 70% de las especies terrestres. Los Trilobites
desaparecieron para siempre. Las causas de esta gran
hecatombe son variadas, episodios de vulcanismo extremo, impacto de un
meteorito de gran tamaño, explosión de una supernova cercana o liberación
de grandes cantidades de gases invernadero. Los científicos creen que lo más probable
es que no hubo una única causa sino más bien una combinación de varias. Algunos estudios han sugerido que los
volcanes liberaron una ingente cantidad de gases, suficiente para
desencadenar un fenómeno de cambio climático masivo. Las erupciones también
causaron lluvia ácida y emitieron suficientes gases halógenos como para alterar
la capa de ozono. La ceniza tóxica pudo haber asestado el golpe final.
Extinción
masiva del Triásico-Jurásico (hace 210 millones de años).
La tercera más catastrófica. Desapareció cerca del 20% de las familias
biológicas marinas (aunque la mayoría de estos grupos se recuperaron al final
del Jurásico) lo que equivale a aproximadamente a las tres cuartas partes de
los invertebrados marinos. La causa fue probablemente volcánica.
Ammonites fósil (Cleoniceras Cleon) cortado
y pulido para revelar la mineralización de las cámaras
internas de flotación. La especie data de Cretácico Inferior (hace 100-140 millones de años) |
Extinción masiva del
Cretácico-Terciario (hace 65 millones de años). Es la más
reciente y conocida, ya que supuso la extinción de los dinosaurios, que
habitaron el planeta durante más de 150 millones de años. También supuso la
desaparición repentina de otras muchas especies hoy reconocidos fósiles como
los ammonites y los belemnites. Los grandes
supervivientes, agraciados en la “lotería” de la evolución, fueron la mayor
parte de las plantas, los invertebrados marinos, los peces, los insectos, los
reptiles no dinosaurios y los mamíferos placentarios. Se apunta como principal
causa el impacto de un gran meteorito (de unos 14 km de diámetro) en la zona de
la actual península de Yucatán. Debido a la gran explosión generada en por el
impacto, se levantaron ingentes cantidades de polvo al aire, impidiendo que la
luz solar llegara hasta las plantas, alterando el efecto fotosintético y
generando un desequilibrio en las cadenas tróficas de los ecosistemas
afectados.
En relación a las aves, el 40% de las especies
que habitan el planeta se hallan en declive poblacional y una de cada ocho está
en situación de amenaza. Es la principal conclusión del informe State of the World’s Birds 2018 sobre la salud de las poblaciones de aves en
el mundo. En términos generales, las prácticas agrícolas insostenibles
constituyen el mayor peligro para las aves. Le sigue el
pernicioso efecto que tiene la introducción de especies exóticas invasoras y la
caza. Además de estas amenazas, ya clásicas, los autores del estudio subrayan
que el cambio climático representa una amenaza emergente y cada vez más grave.
En estos momentos afecta a un tercio de las especies amenazadas y
agrava la situación del resto de aves.
En la actualidad, más de 40 especies de aves
se encuentran en "peligro crítico" de extinción en el mundo, según informes
de la Lista Roja de Especies Amenazadas de
la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Seis
de las once especies de buitres africanos, muchas aves limícolas y zancudas, y otras
especies tan emblemáticas como el frailecillo atlántico (Fratercula arctica), el cálao de yelmo (Rhinoplax vigil) o la tórtola europea (Streptopelia turtur).
Cálao de yelmo (Rhinoplax vigil) |
Las diez que se encuentran en mayor peligro.
1. Urogallo (Tetrao
urogallus)
2. Cerceta
pardilla (Marmaronetta angustirostris)
3. Alcaudón
chico (Lanius minor)
4. Pardela
balear (Puffinus mauretanicus)
5. Milano
real (Milvus milvus)
6. Águila
imperial (Aquila adalberti)
7. Quebrantahuesos (Gypaetus
barbatus)
8. Malvasía
cabeciblanca (Oxyura leucocephala)
9. Focha
moruna (Fulica cristata)
10. Escribano
palustre (Emberiza schoeniclus)
Malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala) |
Pardela balear (Puffinus mauretanicus) |
Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) |
Junto a estas diez especies, en España hay
otras once que se encuentran seriamente amenazadas, muy escasas o con un área
de distribución muy reducida, y que requieren una atención preferente de las
administraciones competentes en los lugares que habitan para poner en marcha
planes de protección y recuperación. Entre ellas se encuentran el avetoro común, el alimoche canario, el porrón
pardo, el halcón tagarote, el torillo, la avutarda hubara, el zarapito real, el fumarel común, el arao común,
el pico dorsiblanco y el pinzón azul de Gran Canaria.
Halcón tagarote (Falco
pelegrinoides)
|
Alimoche canario (Neophron percnopterus majorensis)
|
Los paleontólogos afirman que en los períodos
de extinción normal, es decir sin que intervenga ningún cataclismo, la pérdida
es de una especie cada cuatro años. En la actualidad se extinguen entren 30.000
y 50.000 especies al año. Este ritmo de desapariciones sería comparable a las
producidas en una de las cinco grandes crisis biológicas de la historia del
Planeta. Claro que en este caso no serían originadas por un evento catastrófico
como un masivo retroceso marino o la caída de un asteroide, sino por la
incesante actividad “cultural” de nuestra especie.
En palabras del paleontólogo
Richard Leakey, “el Homo sapiens está ya maduro para ser el
destructor más colosal de la historia. El crecimiento continuo de las
poblaciones humanas en todos los rincones del mundo estrangula los hábitats
vírgenes, ya sea por la expansión de la tierra cultivable, la construcción de
ciudades y pueblos o el transporte de la infraestructura que los une. Conforme
se reducen los hábitats, desciende igualmente la capacidad de la Tierra para
sostener su herencia biológica. Por
desgracia, nuestro impacto ha sido y es devastador. Si seguimos destruyendo el
entorno como en la actualidad, la mitad de las especies del mundo se extinguirá
a comienzos del próximo siglo. Aunque estamos condenados a la extinción, al
igual que las demás especies que han existido, tenemos el imperativo ético de
proteger la diversidad de la naturaleza, no de destruirla”.
José Antonio López Isarría