Uno de los espectáculos más curiosos que puede contemplarse en la naturaleza es el movimiento de miles de pájaros formando una mancha multiforme que cambia la trayectoria de vuelo de forma continua e imprevista. Estas bandadas en vuelo sincronizado que crean figuras mutables son conocidas en ornitología con la voz inglesa murmurations. Los estorninos pintos (Sturnus vulgaris) son los actores de estas soberbias coreografías.
Bandada de estorninos ingleses en Cumbria (Inglaterra). Fotografía de Ashley Cooper/CORBIS |
Durante los
meses de otoño e invierno, cuando se aproxima el ocaso del día, todos los
bandos y parejas dispersas por los campos se van agrupando hasta formar ingentes
masas aéreas en las que los individuos vuelan erráticamente en todas
direcciones, en movimientos horizontales y verticales muy rápidos. Estas masas se estiran y encogen adoptando las más variadas figuras, y pueden maniobrar durante mucho tiempo hasta que los pájaros deciden posarse en la base de
vegetación que elijan para pasar la noche. Normalmente acuden a los dormideros
los pájaros situados en un radio inferior a 25-50 km.
Plumajes de invierno(izquierda) y verano (derecha) del estornino pinto
En
estos dormideros pueden llegar a concentrarse hasta centenares de miles de estorninos y no siempre se ubican en pleno campo. Muchos se sitúan en edificios de
pueblos y ciudades o en árboles de parques y jardines. Durante la noche, los
estorninos cambian continuamente de posadero y revolotean de modo incesante y
ruidoso.
Tomado de Countryfile. Magazine Explore. The British Countryside |
Mucho se ha especulado sobre el
origen y la dinámica de estas bandadas que se mueven revirando a gran
velocidad en direcciones imprevisibles. Aunque estos gigantescos grupos están
formados por unidades discretas, el movimiento general parece fluido gracias a su
sincronía perfecta. No existe un control intencional y centralizado, sino que
el desplazamiento de la masa es el resultado de la acción conjunta de todos
los individuos, cada uno actuando sobre la base de su propia percepción espacial.
Según la hipótesis más
extendida, los estorninos se agrupan en grandes bandos para protegerse de
depredadores aéreos como los halcones. El hecho de volar en grandes grupos puede
despistar a los posibles predadores que los acechan. Es evidente que resulta
más fácil detectar cualquier peligro con miles de ojos pendientes de cualquier
amenaza. Para los predadores, por otro lado, estas formaciones reducen sus
expectativas de caza ya que los movimientos de la bandada, con sus continuos y
bruscos cambios de dirección, los confunden y desorientan. Esta estrategia
recuerda a la que adoptan los bancos de peces. Se han sugerido hipótesis
muy variopintas respecto a la sincronización del movimiento grupal, incluso se
llegó a escribir que en el seno de estas macro-bandadas de aves existiría
alguna clase de transferencia de pensamiento (telepatía) de forma que cada ave
pudiera leer la mente de sus congéneres
y conocer las intenciones del colectivo.
Tomado de Graham McPherson Photography |
Dejando aparte estas ideas delirantes, parece evidente que para
moverse de forma sincronizada, los estorninos deben tener referencias acústicas
y visuales. Las primeras, derivadas del ruido que emiten durante el vuelo,
señalizan la posición respecto al resto de congéneres. Además, los estorninos
siempre siguen las siluetas oscuras de sus compañeros y evitan las zonas con
claros de luz. Es decir, se deben cumplir tres reglas básicas: moverse en la
misma dirección que los vecinos, permanecer cerca de ellos y evitar colisiones.
A esto hay que añadir la enorme velocidad de reacción de estas aves que se ha
estimado en menos de una décima de segundo.
Tomado de Alex Bamford Photography |
En 2008, un equipo de
investigadores italianos dirigidos por
Michele Ballerini y Andrea Cavagna,
utilizaron una serie de cámaras interconectadas para medir directamente, en 3D,
cómo cambian las entidades individuales de las bandadas de estorninos con el
tiempo. Filmaron desde distintos ángulos una de estas coreografías llevada a
cabo por 2.700 estorninos sobre el Museo Nacional de Roma. Al analizar la
reconstrucción tridimensional descubrieron que los pájaros tienden a estar más
cerca de sus vecinos laterales que de los que están delante o detrás. Esto
quizá se deba a la disposición lateralizada de los ojos del estornino, que ve
mejor a los lados y tiene un punto ciego al mirar hacia atrás. Además, las
bandadas no son homogéneas, se compactan más en el centro que en los bordes, y
cada ave “copia” la
dirección teniendo en cuenta únicamente a los 6-7 individuos que tiene más
cerca, sin importar la distancia entre ellos. En este fenómeno grupal no hay
líderes, sino que el patrón colectivo de agrupamiento surge de interacciones locales entre
individuos, de manera que la información se propaga a través de todo el grupo.
De qué manera controlan los
estorninos estas macro-bandadas y cómo consiguen tal nivel de coordinación sigue
planteando numerosas dudas. Según
explican los investigadores italianos, parece ser que aunque los modelos
matemáticos animados por computadora podrían ser de gran utilidad, a día de hoy
no son capaces de explicar completamente estas complejas y cambiantes
formaciones.
Hasta no hace mucho se
admitía que la geometría de grupo compacto era un modo de ahorrar energía ya que
modela una forma más eficiente desde el punto de vista aerodinámico. Pero esta idea
parece descartada por los estudios del Ballerini
y Cavagna, ya que la distancia entre
las aves y, en consecuencia, cualquier ganancia aerodinámica que resulte, no
parece ser el factor clave.
Las coreografías de los
estorninos son tan complejas que están siendo investigadas no sólo por
biólogos, sino también por físicos, informáticos, matemáticos e ingenieros
aeronáuticos. Incluso son motivo de creación para artistas como el estadounidense Dennis
Hlynsky, profesor de la Escuela de Diseño de Rhode Island, cuyas obras se
exponen en distintas galerías utilizando sistemas complejos de análisis de
fractales de los vuelos de estas aves (VER).
Otro artista fascinado por
este fenómeno natural es Alain Delorme. Este fotógrafo francés rinde homenaje a los movimientos de estas aves
en el aire con su serie Murmuration, una obra compuesta por
esculturas efímeras de plástico. En el trabajo de Delorme las aves son
sustituidas por bolsas de plástico. A través de esta interpretación, el autor
reflexiona sobre la fragilidad de los ecosistemas frente a la contaminación.
GIF animado sobre un trabajo de Alain Delorme |
En
la Península Ibérica es fundamentalmente una especie invernante. Como reproductora, la especie se halla en expansión en la mayor parte de Cataluña, Navarra, el País Vasco y la zona
litoral cantábrica hasta Asturias. Durante el invierno nos visita un enorme contingente de estorninos europeos que ocupan toda la Península
y Baleares.
Bandos de estorninos en la Laguna de la Nava (Palencia). Tomado de Luis Carretero Bonilla. YouTube
Mientras
buscamos respuestas que expliquen los mecanismos de estas danzas aéreas, seguiremos fascinados por el murmullo que provocan sus aleteos y
por las imágenes cuasi fractales de sus coreografías. Finalizamos con un magnífico vídeo del fotógrafo holandés Jan van
IJken, filmado en los Países Bajos para National Geographic, en el que podemos, además, escuchar el asombroso ruido que generan estas masas volantes.
José Antonio López Isarría