08 enero 2019

Coreografías en el aire

Uno de los espectáculos más curiosos que puede contemplarse en la naturaleza es el movimiento de miles de pájaros formando una mancha multiforme que cambia la trayectoria de vuelo de forma continua e imprevista. Estas bandadas en vuelo sincronizado que crean figuras mutables son conocidas en ornitología con la voz inglesa murmurationsLos estorninos pintos (Sturnus vulgaris) son los actores de estas soberbias coreografías.

Bandada de estorninos ingleses en Cumbria (Inglaterra). Fotografía de Ashley Cooper/CORBIS

Durante los meses de otoño e invierno, cuando se aproxima el ocaso del día, todos los bandos y parejas dispersas por los campos se van agrupando hasta formar ingentes masas aéreas en las que los individuos vuelan erráticamente en todas direcciones, en movimientos horizontales y verticales muy rápidos. Estas masas se estiran y encogen adoptando las más variadas figuras, y pueden maniobrar durante mucho tiempo hasta que los pájaros deciden posarse en la base de vegetación que elijan para pasar la noche. Normalmente acuden a los dormideros los pájaros situados en un radio inferior a 25-50 km.


Plumajes de invierno(izquierda) y verano (derecha) del estornino pinto

En estos dormideros pueden llegar a concentrarse hasta centenares de miles de estorninos y no siempre se ubican en pleno campo. Muchos se sitúan en edificios de pueblos y ciudades o en árboles de parques y jardines. Durante la noche, los estorninos cambian continuamente de posadero y revolotean de modo incesante y ruidoso.

Tomado de Countryfile. Magazine Explore. The British Countryside
Mucho se ha especulado sobre el origen y la dinámica de estas bandadas que se mueven revirando a gran velocidad en direcciones imprevisibles. Aunque estos gigantescos grupos están formados por unidades discretas, el movimiento general parece fluido gracias a su sincronía perfecta. No existe un control intencional y centralizado, sino que el desplazamiento de la masa es el resultado de la acción conjunta de todos los individuos, cada uno actuando sobre la base de su propia percepción espacial.

Según la hipótesis más extendida, los estorninos se agrupan en grandes bandos para protegerse de depredadores aéreos como los halcones. El hecho de volar en grandes grupos puede despistar a los posibles predadores que los acechan. Es evidente que resulta más fácil detectar cualquier peligro con miles de ojos pendientes de cualquier amenaza. Para los predadores, por otro lado, estas formaciones reducen sus expectativas de caza ya que los movimientos de la bandada, con sus continuos y bruscos cambios de dirección, los confunden y desorientan. Esta estrategia recuerda a la que adoptan los bancos de peces. Se han sugerido hipótesis muy variopintas respecto a la sincronización del movimiento grupal, incluso se llegó a escribir que en el seno de estas macro-bandadas de aves existiría alguna clase de transferencia de pensamiento (telepatía) de forma que cada ave pudiera leer la mente de sus congéneres y conocer las intenciones del colectivo.

Tomado de Graham McPherson Photography
Dejando aparte estas ideas delirantes, parece evidente que para moverse de forma sincronizada, los estorninos deben tener referencias acústicas y visuales. Las primeras, derivadas del ruido que emiten durante el vuelo, señalizan la posición respecto al resto de congéneres. Además, los estorninos siempre siguen las siluetas oscuras de sus compañeros y evitan las zonas con claros de luz. Es decir, se deben cumplir tres reglas básicas: moverse en la misma dirección que los vecinos, permanecer cerca de ellos y evitar colisiones. A esto hay que añadir la enorme velocidad de reacción de estas aves que se ha estimado en menos de una décima de segundo.

Tomado de Alex Bamford Photography
En 2008, un equipo de investigadores italianos dirigidos por Michele Ballerini y Andrea Cavagna, utilizaron una serie de cámaras interconectadas para medir directamente, en 3D, cómo cambian las entidades individuales de las bandadas de estorninos con el tiempo. Filmaron desde distintos ángulos una de estas coreografías llevada a cabo por 2.700 estorninos sobre el Museo Nacional de Roma. Al analizar la reconstrucción tridimensional descubrieron que los pájaros tienden a estar más cerca de sus vecinos laterales que de los que están delante o detrás. Esto quizá se deba a la disposición lateralizada de los ojos del estornino, que ve mejor a los lados y tiene un punto ciego al mirar hacia atrás. Además, las bandadas no son homogéneas, se compactan más en el centro que en los bordes, y cada ave “copia” la dirección teniendo en cuenta únicamente a los 6-7 individuos que tiene más cerca, sin importar la distancia entre ellos. En este fenómeno grupal no hay líderes, sino que el patrón colectivo de agrupamiento surge de interacciones locales entre individuos, de manera que la información se propaga a través de todo el grupo.


De qué manera controlan los estorninos estas macro-bandadas y cómo consiguen tal nivel de coordinación sigue planteando numerosas dudas.  Según explican los investigadores italianos, parece ser que aunque los modelos matemáticos animados por computadora podrían ser de gran utilidad, a día de hoy no son capaces de explicar completamente estas complejas y cambiantes formaciones.

Hasta no hace mucho se admitía que la geometría de grupo compacto era un modo de ahorrar energía ya que modela una forma más eficiente desde el punto de vista aerodinámico. Pero esta idea parece descartada por los estudios del Ballerini y Cavagna, ya que la distancia entre las aves y, en consecuencia, cualquier ganancia aerodinámica que resulte, no parece ser el factor clave.


Las coreografías de los estorninos son tan complejas que están siendo investigadas no sólo por biólogos, sino también por físicos, informáticos, matemáticos e ingenieros aeronáuticos. Incluso son motivo de creación para artistas como el estadounidense Dennis Hlynsky, profesor de la Escuela de Diseño de Rhode Island, cuyas obras se exponen en distintas galerías utilizando sistemas complejos de análisis de fractales de los vuelos de estas aves (VER).

Otro artista fascinado por este fenómeno natural es Alain Delorme. Este fotógrafo francés rinde homenaje a los movimientos de estas aves en el aire con su serie Murmuration, una obra compuesta por esculturas efímeras de plástico. En el trabajo de Delorme las aves son sustituidas por bolsas de plástico. A través de esta interpretación, el autor reflexiona sobre la fragilidad de los ecosistemas frente a la contaminación.

GIF animado sobre un trabajo de Alain Delorme
En la Península Ibérica es fundamentalmente una especie invernante. Como reproductora, la especie se halla en expansión en la mayor parte de Cataluña, Navarra, el País Vasco y la zona litoral cantábrica hasta Asturias. Durante el invierno nos visita un enorme contingente de estorninos europeos que ocupan toda la Península y Baleares. 

Bandos de estorninos en la Laguna de la Nava (Palencia). Tomado de Luis Carretero Bonilla. YouTube

Mientras buscamos respuestas que expliquen los mecanismos de estas danzas aéreas, seguiremos fascinados por el murmullo que provocan sus aleteos y por las imágenes cuasi fractales de sus coreografías. Finalizamos con un magnífico vídeo del fotógrafo holandés Jan van IJken, filmado en los Países Bajos para National Geographic, en el que podemos, además, escuchar el asombroso ruido que generan estas masas volantes. 


José Antonio López Isarría