Las aves son capaces de transmitir mucha información con sus cantos y trinos. Indican la especie, el sexo y la identidad individual, señalizan los límites de sus territorios, desencadenan excitación sexual, curiosidad, alarma o temor en otros congéneres y sirven de herramienta de comunicación en vuelos y reagrupamientos. En Europa nadie interpreta mejor el lenguaje musical de las aves que los ruiseñores.
El trino de las aves se presenta bajo dos formas: reclamo (= notas de llamada) y canto. El reclamo presenta una estructura simple. Consiste en una o más explosiones de sonido, es emitido por ambos sexos y está adaptado a un fin específico: alarma, alimentación, control y orientación de bandos, etc.
Reclamo del pinzón vulgar (Fringilla coelebs)
El canto es más complejo y más largo. En los climas templados suelen
hacerlo sólo los machos durante la época de reproducción mientras que en las regiones tropicales, los
aprenden y entonan normalmente tanto machos como hembras.
A pesar de los indudables beneficios del canto hay que recordar que de las 10.000 especies de aves actuales, sólo la mitad son canoras. Son llamadas oscinas.
Canto del pinzón vulgar (Fringilla coelebs)
Es tal la importancia que
tienen estas señales en los animales, que se ha desarrollado un campo de
investigación, denominado Bioacústica, que estudia el
comportamiento de la comunicación en las aves mediante señales sonoras. Esta
disciplina se ha desarrollado mucho en los últimos cincuenta años gracias al
avance de medios técnicos capaces de captar y almacenar los sonidos. Además, la
revolución informática ha permitido transformar cualquier ordenador personal en
una herramienta sofisticada de análisis de señales acústicas.
Sonograma del canto de un pinzón vulgar |
Las aves desarrollan su canto en dos fases bien marcadas:
Fase 1ª: Los jóvenes
memorizan modelos de canto durante los primeros meses de su vida. Durante
las primeras semanas, las crías permanecen en el nido escuchando atentamente a
un tutor, que acostumbra a ser su padre. Mientras escuchan, en su
cerebro proliferan nuevas redes de neuronas. El sistema de control del canto es
una red de núcleos discretos en el cerebro del ave que controla el aprendizaje
y la producción del canto. Se reconocen principalmente tres núcleos: el centro
vocal superior (HVC en el dibujo de abajo), el núcleo
robusto del acropalio (RA, en el dibujo ) y el área X (Área X en el dibujo). Estas tres áreas aumentan de volumen en proporción directa
con la tasa de emisión de cantos. En los polluelos que aún no han empezado a
cantar, estas regiones son reducidas. Sin embargo, en el transcurso de las
siguientes semanas y meses, crecen tanto en volumen como en número y en tamaño
de células.
Esquema del encéfalo de una ave. Tomado de https://en.wikibooks.org |
Fase 2ª: El ave ordena su
repertorio imitando los modelos memorizados. En esta fase se forma una sintaxis
de los sonidos y una adecuación del canto a un fin o motivo. Las
jóvenes aves empiezan a explorar su propia voz. Comienzan con notas débiles y
aleatorias. Al cabo de un tiempo ya son capaces de coordinar con precisión su
siringe y empiezan a entonar sílabas reconocibles, aunque sin un orden
concreto. Simplemente toma todos los sonidos que ha memorizado y los emite precipitadamente.
Estos primeros esfuerzos se conocen con el nombre de subcanto y son como el balbuceo de un bebé: ruidosos, variables y
exploratorios. Ayudan tanto a las aves como a los bebés humanos a controlar los
músculos precisos para cantar y hablar.
El paso al nivel de canto depurado
tiene lugar en el transcurso de las semanas y los meses posteriores, cuando los
jóvenes ensayan sus trinos miles de veces. En cada ocasión escucha en busca de
errores y los corrige, equiparando su propia vocalización al patrón de canto
que ha memorizado. Un trino bien entonado provoca la descarga de
sustancias químicas reconfortantes como la dopamina
y ciertos opioides. La dopamina proporciona el impulso para
cantar y los opiáceos son una recompensa en forma de premio .
Sobre este esquema general
de codificación genética, los ornitólogos admiten ciertas variaciones debidas a
la influencia directa del canto de sus vecinos (“dialectos”) y a ciertas
limitaciones impuestas por factores ecológicos. Respecto a este último factor,
se sabe que especies próximas que habitan ecosistemas distintos (selva y
sabana) presentan marcadas diferencias en su tono, más grave en el medio denso
(selva) y más agudo en el medio abierto (sabana). La tonalidad aguda aumentaría
su alcance y mejoraría su función señalizadora. En estos casos, las leyes
físicas de propagación del sonido modularían el programa genético.
Charles R. Darwin |
Charles
Darwin escribió que el canto de las aves es “la analogía más
cercana que existe al lenguaje”. Ambos se aprenden mediante procesos similares,
y tienen “ventanas” de aprendizaje en las que resulta más fácil establecer los circuitos
cerebrales precisos. Además, en ambos, un progenitor u otro tutor se encarga de
potenciar el aprendizaje. Por otra parte, existen pruebas biológicas sólidas
que respaldan esta analogía: tanto aves como humanos utilizan circuitos
cerebrales similares para producir sus vocalizaciones. Nuestros cerebros tienen
regiones análogas a las de las aves: el área
de Wernicke, que controla nuestra percepción del habla, es como las áreas
de percepción del canto de las aves; el área
de Broca, que dicta nuestra producción del habla, es como el área de
producción de trino de un ave. En ambos sistemas existen conexiones formadas
por millones de neuronas entre las áreas de percepción y las áreas motoras de
producción de trinos o palabras.
Shigeru Miyagawa. Profesor de Lingüística del MIT |
El profesor de Lingüística Shigeru Miyagawa incluso va un paso
más allá. Sugiere que el lenguaje
humano surgió a partir de una especie de fusión de los componentes melódicos de
los cantos de las aves y tipos de comunicación más prácticos y dotados de
contenido utilizados por otros primates. El lenguaje humano presenta dos capas:
una capa léxica, en la que reside el
contenido nuclear de una oración, similar a las voces de los primates, y una capa expresiva, más variable y más
parecida al trino melódico de las aves. Aunque el canto de los pájaros
carece de estructura léxica, las melodías aprendidas, en la forma de una canción completa, tienen un mismo significado (apareamiento, delimitación de territorio,
etc.). Según Miyagawa, el lenguaje humano emerge de
una fructífera combinación de ambas fórmulas de comunicación. De esta forma,
podemos comunicar información esencial, como hacen los primates,
pero, además contamos con un lenguaje con capacidad melódica, como el canto de
las aves. No se insinúa que el canto de las aves diera origen al lenguaje humano, puesto que
estos dos sistemas de comunicación no evolucionaron a partir de un ancestro
común. Quizá, en algún momento entre los últimos 50.000-80.000 años,
estos dos métodos de comunicación se fusionaron en la forma del lenguaje que
reconocemos hoy en día. Como explica este investigador del MIT “ciertamente, el
lenguaje humano es único, pero sus dos
componentes tienen antecedentes en el mundo animal». Cómo ocurrió
tal confluencia sigue siendo un enigma.
A pesar de las similitudes
anteriormente detalladas entre lenguaje y canto, hay que resaltar que las aves
tienen una capacidad única en el mundo de los animales vocalizadores: replican
a la perfección los rasgos acústicos de un canto (las notas, los ritmos y las
pausas), interpretación tras interpretación. Este fenómeno se conoce como coherencia vocal. Para conseguirlo se
requiere una coordinación precisa de los músculos de las caras derecha e
izquierda de la siringe y de los del sistema respiratorio, todo ello en
cuestión de milisegundos. Esto exige mucha resistencia a la fatiga muscular,
especialmente en los machos que cantan durante largos periodos de tiempo.
Sabemos que las hembras parecen utilizar la precisión como un baremo fiable a
partir del cual calibrar la actuación vocal de un macho. Estudios realizados en
laboratorio demuestran que las hembras de diamante cebra de Timor (Taeniopygia guttata) muestran
inclinación por los machos con trinos de cortejo más coherentes. En campo
abierto, los machos de carricero tordal (Acrocephalus
arundinaceus) que emiten notas sibilantes más uniformes tienen más éxito
sexual.
Carricero tordal (izquierda) y diamante cebra de Timor (derecha)
Se ha postulado que un trino
entonado con precisión podría señalar una capacidad cognitiva superior en el
macho que lo emite. La hembra podría elegir a su pareja usando el trino como
indicador de calidad cognitiva. Un buen macho cantor no sólo es mejor
adquiriendo, memorizando y reproduciendo con fidelidad cantos sofisticados,
sino que también será mejor desempeñando otras tareas mentales como la toma de
decisiones y resolución de problemas; cuándo y qué comer, cómo evitar a los
depredadores y cómo elegir los mejores territorios. Es decir, aquellos rasgos
supuestamente más apreciados para una hembra que busque “buenos” genes para
transmitir a su prole.
Daines Barrington, un abogado
inglés, anticuario y naturalista del siglo XVIII, ideó una minuciosa plantilla
de valoración de canto donde se tenía en cuenta la suavidad del tono, la
extensión y la afinación de todos los pájaros británicos. El primer puesto lo
ocupó el ruiseñor (y el último, el
gorrión). En el Reino Unido, estas melodiosas aves son
conocidas como Nightingale,
aludiendo a su conocida costumbre de cantar también por la noche. El canto del
ruiseñor es sobresaliente tanto por su riqueza y variedad como por su vigor. La
sucesión repetida de frases, de 2-5 segundos de duración, le sitúan a la cabeza
de los cantores de la campiña europea. La mayoría de las notas emitidas son
fuertes y claras, de gran riqueza y sentido musical, con ritmos variados.
Ruiseñor adulto cantando |
El ruiseñor común (Luscinia megarhynchos) es un pájaro escondedizo
aunque no tímido cuando está cantando. Se mueve ágilmente entre arbustos bajos.
Casi siempre se le observa solitario y normalmente es el macho el que se muestra.
Las hembras son mucho más discretas. Es muy común en las riberas de los ríos,
arroyos y lagunas con densa vegetación herbácea y arbustiva. También está
presente en bosques húmedos con cierta cobertura de arbustos. En la mitad norte
española se reproduce también en campiñas de cereal o pastizal con linderos de
zarzas y arbustos.
Los ruiseñores cantan tanto de día como de noche con vigor, especialmente
al amanecer y por la tarde. Su voz es fuerte y sonora, con gran riqueza
de notas musicales. En cambio, a partir mediados de junio el canto nocturno
pierde vigor, se hace más suave, más sostenido. Ahora los machos adultos
enseñan a los jóvenes los patrones de su canto y éstos responden repitiendo
las estrofas.
Ruiseñor joven |
Los jóvenes ruiseñores se
desarrollan con rapidez, y abandonan el nido a los 10-12 días. Una vez fuera,
se no se alejan de él, y allí son alimentados por sus padres todavía 15-20 días
más. No se separan de los adultos ni siquiera de noche. Durante esta etapa de
desarrollo, los jóvenes machos cantan en
un tono bajo y melodioso que va incorporando ya la gran variedad de notas que los
adultos emiten. Este seudocanto se
escucha durante toda la noche. Los ruiseñores jóvenes son independientes al
cumplir el mes de edad.
Las poblaciones europeas son migradoras totales. Entre agosto y octubre se produce el paso otoñal por España, donde se canaliza la migración de las aves europeas, que invernan en África occidental y central. Como otras especies migradoras, guarda una extraordinaria fidelidad a sus zonas de cría. Año tras año vuelven al mismo lugar y los adultos pueden ser sustituidos por los jóvenes del año anterior si no sobreviven al viaje migratorio. De esta manera se forman tribus que tienen notas distintivas, a modo de “dialectos” locales.
El compositor de música
norteamericano Simeon Cheney, que
dedicó gran parte de su vida a escuchar el canto de los pájaros y a
convertirlos en notas musicales, nos dejó esta hermosa reflexión: "...sólo los pájaros
cantan. Son los artistas más delicados de la Naturaleza. No han aprendido nada
de nosotros; aprender de ellos es nuestro placer. El corazón y el espíritu del
hombre no tienen una deuda parecida con ninguno otro ser vivo..."
Finalizamos con el siguiente vídeo que nos muestra el
melodioso trino del ruiseñor:
Vídeo del fotógrafo Paul Bunyard.
Fuente: https://www.youtube.com/user/wildaboutimages/videos
José Antonio López Isarría