En el Mar de Wadden existe el sistema más grande e ininterrumpido de bajos de arena y lodo del planeta. Esta rica zona litoral cubre una parte de las costas holandesa, alemana y danesa. Presenta una multitud de hábitats de transición con canales de marea, bancos de arena, praderas de algas marinas, bancos de bivalvos, marismas, estuarios, playas y sistemas de dunas. Se considera una de las áreas más importantes para las aves migratorias en el mundo.
Canales de marea y bancos de arena del mar de Waden |
Dentro de este complejo costero existe una pequeña isla al norte del estado federal de Baja Sajonia (Alemania) llamada Memmert. La isla tiene una superficie de algo más de 6 km² y goza de protección debido a su enorme riqueza en avifauna; de hecho se conoce como la isla de los pájaros. Aquí, un ornitólogo alemán llamado Friedrich Goethe inició en los años treinta del siglo pasado un estudio sobre la biología de la gaviota argéntea (Larus argentatus).
Isla de Memmert (Alemania) |
Sus minuciosas observaciones le llevaron a descubrir
un tipo de comportamiento instintivo en los polluelos de esas aves marinas.
Cuando un adulto regresaba al nido con comida, inclinaba su pico hacia abajo y
lo balanceaba de forma horizontal frente al polluelo, que a continuación
picoteaba en la mancha roja de la punta, haciendo que su progenitor regurgitara
la comida. El polluelo reconocía a su progenitor exclusivamente por el estímulo
desencadenante de la línea vertical del pico y su mancha roja en movimiento horizontal.
Pollo de gaviota solicitanso comida a un parental |
Goethe
había descubierto una pauta de comportamiento que abriría un nuevo campo de
investigación por parte de zoólogos interesados en el estudio de la conducta
animal. Entre ellos, uno de los más famosos fue el zoólogo holandés Niko Tinbergen. Comenzó a trabajar con
polluelos de esta especie, fabricando picos de cartón con distintas cualidades
(tamaño y color de la mancha, forma y tamaño del pico...). El modelo que obtuvo
mejores resultados en la estimulación resultó ser un cartón plano (no
tridimensional) con pico largo y puntiagudo, con una mancha roja bien contrastada
con el color del pico. Este modelo funcionaba mejor que una cabeza real de
gaviota.
Niko Tinbergen |
La conducta que observamos
en las aves permite dar respuesta a los estímulos ambientales de una manera
efectiva y solucionar los problemas que plantea el entorno. Esta conducta está
bien ajustada debido a dos procesos que trabajan en paralelo: la acción de los instintos heredados de sus antepasados y
la capacidad de aprendizaje, es
decir, de modificar el comportamiento
a la luz de la experiencia. El primero constituye una especie de “memoria de la
especie” que se transmite de generación en generación. El segundo es un
mecanismo de ajuste conductual que opera a lo largo de la historia del
individuo.
A pesar de que los pollos de
gaviota son capaces de ver la totalidad del cuerpo y la cabeza del progenitor,
sólo unas señales tienen importancia crítica en los primeros días. Es como si
percibieran sólo una fracción del ambiente. Este comportamiento es innato, está
genéticamente programado. Los polluelos de gaviota argéntea picotean el punto
rojo del pico de sus padres sin entrenamiento previo alguno. De hecho, pueden
ser engañados con una varilla amarilla moteada con un punto rojo que picotean con tanta ansiedad como si fuera el pico sus padres.
Detalle del pico de gaviota argéntea (izquierda). Respuesta de picoteo a diversos modelos estímulo/señal. Las señales de color rojo bien contrastadas son las más estimulantes (derecha)
A esta clase de
configuración estimulante que supera el patrón natural normal se denomina estímulo desencadenante supranormal. Estos
estímulos son capaces de suscitar la misma respuesta que los estímulos
ordinarios pero con mayor intensidad, duración o frecuencia. Este tipo de
conducta nos muestra dos características del llamado instinto animal: consta de una serie de patrones estereotipados de movimiento similares en todos los individuos de la
especie, y es desencadenado por estímulos muy simples.
Después de la II Guerra
mundial había en el mundo occidental dos escuelas principales en el campo de la
conducta animal. La primera estaba formada, en gran medida, por psicólogos
experimentales americanos descendientes de John
B. Watson, cuyo libro Behaviorism
(1924) constituyó un hito en la moderna aproximación experimental a la
conducta.
Konrad Lorenz |
La segunda escuela,
fundamentalmente europea, fue fundada a finales de los años treinta del siglo
pasado por los zoólogos austriacos Konrad
Lorenz y Karl von Frisch, y el
ya citado Nico Tinbergen. Este grupo
se autodenominaba “etólogos”, y definía una nueva disciplina Etología como el “estudio científico del
comportamiento de los animales en su medio natural”. Estudiaban una amplia gama
de animales en condiciones naturales. Encontraron una gran variedad de patrones
de conducta en insectos, peces y aves, con especial interés en la conducta
reproductora.
Estos tres padres de la etología recibieron el Premio Nobel en 1973 por sus descubrimientos sobre la organización y expresión de modelos de comportamiento individual y social en animales. Señalaron varios mecanismos básicos programados genéticamente que ayudan a la supervivencia y adaptación de los animales: los estímulos desencadenantes, las pautas fijas de acción, los impulsos y el aprendizaje preprogramado:
Karl von Frisch |
Los estímulos desencadenantes
son estímulos que liberan una respuesta específica de forma innata. Provocan una
reacción imposible de evitar porque la parte que actúa en este caso es el
subconsciente. Las crías de gaviota argéntea, por ejemplo, saben desde el
principio a quién dirigir sus llamadas de demanda y sus picoteos para ser
alimentadas. Este comportamiento es muy predecible, y todos los miembros de la
especie lo ejecutan de una manera muy similar
Las pautas fijas de acción son formas estereotipadas e innatas de comportamiento que ocurren siempre de la misma manera, no sólo en un individuo,
sino también en el resto de individuos de la misma especie. El primer análisis detallado de un patrón o pauta
fija de acción fue la conducta que exhiben los ánsares de devolver los huevos "descarriados" al nido.
Cuando un ganso en época de incubación ve un huevo fuera del nido, lo mira
fijamente, estira el cuello hasta que su pico sobrepasa la posición del huevo
y, con movimientos suaves lo devuelve al nido (ver dibujo inferior). A primera vista, esto parece un comportamiento
inteligente, pero en realidad es un patrón programado de conducta. De hecho, casi
cualquier objeto redondeado (que funciona como estímulo desencadenante en este
caso) provoca la respuesta (ver vídeo inferior). Incluso, si se le retira el huevo al ganso una vez
que el patrón de respuesta se ha activado, este sigue estirando su cuello y conduciendo
cuidadosamente un objeto inexistente hasta el nido.
El impulso o motivación. Las aves saben en qué momento del año y hacia
qué destino migrar, cuándo cortejar a su pareja o cuándo alimentar a sus crías.
En la mayoría de las especies animales tales habilidades son pautas de
comportamiento que se activan o desactivan en el momento preciso. Los gansos,
por ejemplo, exhiben la pauta fija de acción de “agrupar huevos en el nido”
solo desde una semana antes de la puesta hasta una semana después de que los
polluelos hayan salido del cascarón; fuera de este lapso de tiempo, esa
conducta está inactiva.
Barnacla canadiense con su grupo de polluelos |
El ejemplo más conocido del aprendizaje preprogramado es el troquelado (imprinting). Los pollos de muchas especies de anseriformes (siempre
nidífugos) siguen a sus padres casi desde que nacen para sobrevivir. Cada
patito distingue con rapidez a sus progenitores de otros adultos. La evolución ha
propiciado esta necesidad esencial de memorización, programándolos para que sigan
al primer objeto móvil que les produce la llamada específica de su especie.
Esta actúa como un estímulo acústico cuya respuesta es el seguimiento. El hecho
físico de seguir al progenitor activa el proceso de impronta. Es tal la fuerza del estímulo de aprendizaje que si se
sustituye al pato adulto por un objeto que emita el sonido apropiado y se mueva,
los pollos pueden ser troquelados con una amplia gama de objetos, sean
inanimados (pelotas de goma) u otros seres vivos (personas). En los patos y
gansos, esta fase de impronta
paternal es breve y temprana, y cesa a las 36 horas del nacimiento. Comienza
entonces una nueva fase que sirve para definir la imagen de la especie que el ave
usará para seleccionar una pareja apropiada cuando madure.
Konrad Lorenz en su casa de Altenberg (Alemania) |
Decíamos al inicio de este artículo
que la conducta de las aves se ajusta mediante dos procesos que trabajan en
paralelo: la acción de los instintos y la capacidad de aprendizaje, es decir,
de modificar la conducta a la luz de la experiencia, desde las formas más
simples como la habituación y el aprendizaje latente hasta las formas más
complejas, que usan la memoria y cierta capacidad de razonamiento. Pero esto
será objeto de otro artículo.
José Antonio López Isarría