08 marzo 2018

Quebrantahuesos en los Picos de Europa

En este mes de marzo, técnicos de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos han confirmado que una pareja de estos singulares buitres (Gypaetus barbatus) está incubando un nido en los Picos de Europa y se espera el nacimiento de un polluelo en los próximos meses. 62 años después de su desaparición de la cordillera Cantábrica, el quebrantahuesos regresa a sus valles. El último nido del que se tenía conocimiento data de 1956.


La pareja está formada por una hembra (cedida por el Gobierno de Aragón y liberada en 2011) y un macho silvestre procedente de Pirineos. El nido está ubicado en una pared vertical a una altura considerable. Los técnicos que vigilan la puesta confían en que este segundo intento reproductor, tras malograrse la puesta del pasado año, complete con éxito el nacimiento del primer pollo de quebrantahuesos en los Picos de Europa después de tanto tiempo. En 2018 se cumple el primer centenario de la declaración de Parque Nacional a esta bellísima zona de la cordillera cantábrica. Sería una estupenda forma de celebrarlo y la primera vez en la historia de España que se consigue la reproducción de una especie extinguida en un parque nacional.

El asentamiento está en un hábitat muy favorable, con una gran abundancia de ungulados domésticos y salvajes que asegura la comida al gran buitre. Este proyecto de reintroducción data de 2011, como precedente del proyecto europeo LIFE+ Red Quebrantahuesos 2013-2018.  Llife+ Red Quebrantahuesos.

El quebrantahuesos es una de las especies animales más amenazadas de España, junto al lince ibérico, el águila imperial, el buitre negro, el oso pardo y el urogallo. En el pasado estuvo presente en la mayoría de las zonas montañosas de Europa, Asia y África, pero durante el último siglo sus poblaciones han sufrido una drástica regresión. Según el último censo del que se dispone, en España se estima que existen 132 parejas reproductoras  en el Pirineo, de 166 presentes en toda la cordillera (en las vertientes francesa y española). De la población hispana, 82 parejas se encuentran en Huesca, 44 en Lleida y 6 en Navarra.


Puede afirmarse que el contingente ibérico mantiene una tasa de crecimiento notable (se ha duplicado en la década de 1991-2001), aunque es previsible que estemos llegando a un periodo de estabilización debido a la saturación que parece existir en la cordillera pirenaica. Todo dependerá del éxito del programa de recuperación en los Picos de Europa. La población que se pretende desarrollar debería favorecer el intercambio de ejemplares con la población pirenaica a través del corredor ibérico-cantábrico.



Ante el declive de las poblaciones salvajes de estos buitres se han puesto en marcha distintas actuaciones para tratar de recuperarlas. El primer programa serio de recuperación fue llevado a cabo en 1976 en Austria. Los investigadores Winfried Walter y Hans Frey recibieron del Zoo de Innsbruck una pareja de quebrantahuesos. Con el apoyo de la Frankfurt Zoological Society, la WWF y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, nació el primer centro de cría en cautividad de la especie, el Richard Faust Breeding Center (Austria). Vídeo del centro

Su innovador sistema de cría dio origen a la creación un programa internacional que actualmente coordina una red de cinco centros  en Valcallent y Cazorla (España), Viena (Austria), Goldau (Suiza) y Bargy (Francia), con unos cuarenta zoológicos de apoyo. El EEP (European Endangered Species Programme) proporciona ejemplares de quebrantahuesos destinados a los diferentes programas de reintroducción de la especie. Las liberaciones siguen criterios genéticos aunque el programa también considera el sexo de los individuos (para mantener una proporción equilibrada de sexos en las zonas de suelta) y la edad de cada pollo nacido.


El quebrantahuesos es la única ave osteófaga del planeta, es decir, la única que se alimenta casi exclusivamente de huesos, principalmente de ungulados, aunque también aprovecha cadáveres enteros de pequeños animales. Ha adoptado el hábito de fracturar los huesos grandes sobre las rocas en determinados lugares de su territorio, denominados rompederos. También aprovecha tendones, pellejos y otras partes de los cadáveres. De modo ocasional, estas grandes rapaces pueden capturar pequeños vertebrados o parasitar a otras aves, como águilas reales, alimoches, cuervos o buitres leonados, a las que obliga a entregarle el alimento que transportan.


Hoy el quebrantahuesos es un ave en peligro de extinción en toda Europa. Mantiene sus mejores poblaciones en la cordillera Pirenaica y parejas aisladas en Córcega y Creta. En los Alpes, de donde desapareció a principios del siglo XX, ha sido recuperado gracias a programas de reintroducción. En España fue un ave común hasta mediados del siglo pasado. En Andalucía el último quebrantahuesos nativo dejó de avistarse a finales de 1986 en la Sierra de Cazorla (Jaén).  En 1996 se puso en marcha un programa de reintroducción de la especie con la construcción, en la Sierra de Cazorla, del Centro de Cría del Quebrantahuesos de Cazorla. Diez años más tarde se liberaron los tres primeros ejemplares con el objetivo, a largo plazo, de establecer una población de quebrantahuesos viable y autónoma.




Instalaciones del centro de cría de Cazorla



Las instalaciones de Cazorla ocupan dos hectáreas de superficie en pleno Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Hoy es centro de referencia en España y uno de los más importantes a nivel internacional. Está gestionado por la Fundación Gypaetus, titular legal de las aves cedidas por la Vulture Conservation Foundation y alberga ejemplares irrecuperables para la vida en libertad. En estos años de funcionamiento ha optimizado un programa de cría específica de esta especie que mantiene una atención constante de las parejas reproductoras. Centro de Cazorla



En este centro, la cría en cautividad utiliza una metodología basada en técnicas de cría natural. La fecundación, la incubación y el cuidado de los pollos corre a cargo de los progenitores, con una mínima intervención humana. Sistemas de video-vigilancia permiten un seguimiento de 24 horas al día para responder con rapidez a cualquier incidente no deseado entre las parejas reproductoras. Parte de los pollos criados en el recinto son destinados a proyectos de reintroducción que se llevan a cabo tanto en Andalucía como en otros lugares de Europa. Su objetivo es formar un stock genético que contribuya a la supervivencia de las poblaciones europeas de quebrantahuesos.


Centro de Guadalentín (Cazorla, Jaén)

Una vez que los animales están listos para su vida en libertad hay que seleccionar minuciosamente el lugar de liberación. A este respecto, las normas internacionales son muy claras, no es posible la recuperación de una especie extinguida si los motivos que provocaron su desaparición no se han subsanado. Hoy en día las amenazas que afectan a las aves carroñeras son muy distintas a las que causaron su desaparición o rarefacción durante los dos últimos siglos. Entre las más importantes figuran la disminución de la ganadería extensiva, las molestias en zonas de cría, la pérdida o fragmentación de hábitat, los tendidos eléctricos, los parques eólicos, los venenos y los pesticidas de uso agrario.

A estos problemas hay que añadir la restricción que impone la normativa sanitaria sobre eliminación de animales muertos para la prevención de encefalopatías espongiformes de transmisión. Dichas normas exigen la retirada de cadáveres de bovinos y ovinos, con la consiguiente reducción de la disponibilidad de alimento suplementario. En el año 2005 se dictó una normativa muy rigurosa en política sanitaria relativa a la retirada de carroñas en los países de la Unión Europea. Un estudio realizado por el experto en quebrantahuesos Antoni Margalida ha mostrado que la reducción de alimento disponible a partir de dicho año provocó un retraso en la fecha de puesta y una tendencia regresiva en el tamaño de la puesta, el éxito reproductivo y la supervivencia de la especie. El incremento de mortalidad se habría debido a una mayor exposición a alimento contaminado.




Anillas,  marcas alares y emisores GPS



A los ejemplares liberados se les dota de diversos sistemas de marcaje y seguimiento a distancia, entre los que cabe citar:
  • Anillas metálicas de colores. Cada ejemplar porta anillas metálicas de color en ambos tarsos que señalan el año en que ha sido liberado y su registro personal.
  • Marcas alares de color.
  • Emisores GPS. Dotados de batería solar, registran la posición del espécimen seis veces al día, transmitiendo las coordenadas vía satélite. De esta forma se pueden conocer con precisión qué lugares frecuentan. También ayudan a que, en caso de muerte, el cuerpo pueda ser recuperado para analizar posibles causas.
El quebrantahuesos es un ave inconfundible, que puede sobrepasar los 2,80 metros de envergadura. Los ejemplares adultos tienen las plumas de la cabeza de color blanquecino o suavemente cremoso, formando una especie de corona desflecada en la zona de la nuca. Los ojos, con un iris que varía entre el color marfil y el amarillo, están rodeados de un anillo rojo muy destacado. Un antifaz negro se extiende desde los ojos hasta la base del pico, donde aparecen las barbas que se extienden bajo el pico (detalle que explica el nombre latino barbatus de la especie).


Las plumas ventrales tienen una coloración anaranjada de diferente intensidad según los ejemplares. Al parecer, dicha tonalidad se adquiere por tinción de las plumas con óxidos de hierro debido al contacto del ave con las rocas. En vuelo presenta una silueta muy característica, con las alas largas y relativamente estrechas, y una cola muy larga en forma de cuña. Su vuelo es ágil y con buena capacidad de maniobra. El plumaje varía con la edad, habiéndose establecido diferentes fases.


El ciclo reproductor del quebrantahuesos se inicia entrado el otoño con el comienzo de los cortejos sexuales. En esta época, los adultos se dedican también a la reparación de alguno de los nidos que controlan, enormes acúmulos de palos que pueden alcanzar 1 metro de alto y hasta 2,5 metros de diámetro. Suelen ubicarse en cuevas o grandes repisas orientadas de modo que las condiciones atmosféricas resulten más suaves, entre los 600 y los 2.000 metros de altitud.


La puesta consta de dos huevos que son depositados con un intervalo de hasta una semana y media. El gran desfase en el nacimiento y desarrollo de los pollos suele desencadenar la muerte del más pequeño como consecuencia de la competencia desigual con su hermano. Las puestas tienen lugar entre la segunda quincena de diciembre y la primera de febrero y es la hembra la responsable de la incubación, que dura unos dos meses. Tras la eclosión, los pollos completan su desarrollo juvenil a las 17-19 semanas de vida. En ese momento inician sus primeros vuelos y aún estarán en el territorio paterno  hasta el mes de noviembre, pocos días antes de que los adultos inicien de nuevo el largo ciclo reproductor. En general, la productividad de esta especie es muy baja. Fracasa casi la mitad de las parejas que inician la reproducción y el resto produce normalmente un solo pollo al año. A pesar de ser una especie monógama, en los Pirineos existe un buen número de territorios regentados por tríos poliándricos, unidades reproductoras formadas por una hembra y dos machos. Se ha sugerido que este comportamiento podría indicar un cierto estado de saturación poblacional en la cordillera.



Gracias al esfuerzo de los biólogos y técnicos de las distintas administraciones, este formidable buitre barbado podría recuperarse en las zonas en las que se extinguió, además de consolidar e incrementar las poblaciones pirenaicas. Desde estas páginas queremos reconocer la admirable labor de todos los actores que lo hacen posible.


P.S.     27.03.2018

Tres semanas después de escribir este artículo, recibimos una mala noticia. Técnicos del Proyecto Life y de la Guardería del Parque Nacional han confirmado el fracaso del proceso reproductor de esta pareja. Tras el temporal que azotó Asturias los días anteriores, los técnicos comprobaron el fracaso en la puesta al abandonar los progenitores el nido. Cuando las condiciones meteorológicas mejoren, intentarán acceder al mismo para tratar de extraer muestras y recabar más información. No obstante, los promotores de esta iniciativa consideran muy valioso este nuevo intento por parte de una pareja primeriza, ya que se consolida una trayectoria reproductora estable que incrementará sus expectativas de éxito según progrese su experiencia.

José Antonio López Isarría