El pajarillo que aparece en esta felicitación navideña es el herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus). El nombre científico alude a su costumbre de elevar y bajar la cresta que corona su cabeza, de forma que cuando está alarmado la extiende en toda su longitud y adopta el aspecto de capucha. Pertenece a la familia de los Páridos, pájaros conocidos como carboneros y herrerillos.
Además del capuchino, en
España viven otras 5 especies: el carbonero común (Parus major), el carbonero garrapinos (Periparus ater), el carbonero palustre (Poecile palustris), el herrerillo común (Cyanistes caeruleus) y el herrerillo africano (Parus teneriffae), este último sólo presente en las Islas Canarias.
Carbonero común (derecha) y carbonero garrapinos (izquierda)
Todos ellos comparten una
serie de características en lo referente a su biología, ecología y
comportamiento. Habitan en masas boscosas de pinar, robledal, bosques de
galería e incluso, en algunos casos, en parques de pueblos y
ciudades. Nidifican en cavidades u oquedades, por lo que se instalan con
facilidad cajas nido artificiales. Sus picos cortos y finos delatan una dieta
insectívora, aunque en invierno, cuando los insectos escasean, consumen frutos
y materia vegetal. Son muy inquietos, picotean continuamente la corteza y las
hojas en busca de comida.
Herrerillo común (derecha) y carbonero palustre (izquierda)
El herrerillo capuchino es
el más especializado de la familia a la hora de escoger hábitat. Es un ave
forestal estricta que prefiere manchas extensas de arbolado. Nidifica en
agujeros de árboles que la hembra excava allí donde la madera se ha comenzado a
pudrir o está apolillada y se rompe con facilidad. Muchos de los agujeros que
excava están en lugares que antes fueron perforados incompletamente por picos picapinos.
A diferencia de otros páridos, no acostumbra ocupar nidales artificiales.
En los meses de primavera y
verano, la dieta es en gran parte insectívora, sobre todo en forma de larvas y
pupas. También come piñones, bayas y frutos de arbustos silvestres. Es una
especie sedentaria pero puede realizar desplazamientos erráticos en otoño y
primeros días del invierno, no alejados de su residencia habitual.
Tanto en nuestros bosques
caducifolios como en los de coníferas conviven un mínimo de 3-4
especies de páridos, que tienen que compartir espacio y comida. En Biología es
muy conocido el principio de exclusión
competitiva según el cual, dos especies que compiten por los mismos
recursos no pueden coexistir en forma estable si los demás factores ecológicos
permanecen constantes. Uno de los competidores siempre dominará al otro,
llevándolo a la extinción o desplazándolo a otro nicho ecológico. En los bosques de coníferas centro europeos se
observa una clara estratificación vertical en los árboles, de forma que se reparte el espacio de alimentación de las tres especies de páridos que
viven allí. La parte alta está dominada por los carboneros
garrapinos, la zona media por los capuchinos y la parte baja por los montanos. Nuestro herrerillo tiene unos vecinos en el piso de arriba y otros en el de abajo, en una muestra de convivencia modelada por la evolución.
Modificado de Enciclopedia Salvat de la Fauna Ibérica y Europea |
En un estudio sobre la evolución de los páridos realizado por ornitólogos
norteamericanos en 2005 se presentó
una clasificación filogenética para las 40 especies que se reparten por Europa,
Asia, América y África. El trabajo se basó en comparaciones de secuencias
de nucleótidos del gen que codifica el citocromo b, una proteína presente en la
membrana interna de las mitocondrias que juega un papel vital en las células pues
participa la generación de energía celular. Se pudo comprobar que, con la excepción de una
especie que habita en la meseta tibetana, la estabilidad morfológica y
ecológica ha prevalecido desde la radiación inicial en el Viejo Mundo a
mediados del Terciario. A la luz de los resultados del estudio, los investigadores propusieron cambiar el primitivo género Parus por cinco nuevos grupos monofiléticos, es decir, grupos en los
que todos los organismos incluidos en ellos han evolucionado a partir de un
ancestro común, y todos los descendientes de ese ancestro están incluidos en
dicho grupo. Estos géneros son: Parus, Periparus, Poecile, Lophophanes y Cyanistes. A estos grupos hay que añadir el género Baeolophus, que agrupa varias especies nativas de América del Norte.
Herrerillo africano (Parus teneriffae) |
Estos pájaros han sido
tradicionalmente citados como muy útiles en la lucha biológica contra los
insectos forestales, tanto para prevenir plagas como para reducir focos de insectos nocivos al arbolado. La importancia de estas aves está bien documentada. Basta con analizar el contenido de los estómagos de muchos páridos, repletos de orugas de procesionaria del pino, sobre todo en otoño-invierno. Se ha llegado a estimar que la cantidad
de insectos consumidos por una pareja de estos pájaros en un año puede ser
hasta de 5 kg. Estos resultados muestran la utilidad de estas aves en el
mantenimiento del equilibrio biológico natural en los bosques, lo que justifica
por sí mismo la colocación de nidales artificiales para incrementar la oferta
de cavidades disponibles para nidificar y para protegerse de las inclemencias
atmosféricas o de la acción depredadora de sus enemigos naturales.
Tomado de https://jardinsostenible.eu/la-lucha-contra-la-procesionaria-del-pino |
No obstante, no podemos
afirmar con rotundidad que estas aves sean capaces de mantener las poblaciones
de insectos bajo límites tolerables en todos los casos. Diversos estudios
realizados en Inglaterra y Holanda han demostrado que los páridos exterminan entre un 5-20% de la población de orugas, cifra que puede ser insuficiente para
controlar plagas que ya están desatadas. En todo caso, la lucha biológica siempre debe ir acompañada
de programas de conservación de nuestros bosques naturales y de medidas más
racionales en la política de repoblación forestal. La expansión de los pinares
en España puede favorecer a las poblaciones de páridos y contribuir al control
biológico de plagas, aunque sería deseable una gestión forestal que mantenga
árboles viejos o muertos con huecos para facilitar la nidificación de esta aves.
Herrerillo capuchino y herrerillo común compartiendo percha. |
En el vídeo que cierra el artículo podemos ver en acción a este bellísimo pájaro forestal. Las imágenes han sido filmadas por el fotógrafo
eslovaco Branislav Bruder. Tiene una
estupenda página web en https://branislavbruder.eu/hlodavce/ked-sa-dari-zvierata-v-prirode/
que os recomiendo por su calidad.
José Antonio López Isarría