Es una historia muy conocida. En 1890, un ornitólogo aficionado llamado Eugene Schieffelin liberó 60 estorninos pintos importados de Inglaterra en el Central Park de la ciudad de Nueva York. Hizo lo mismo con otros 40 ejemplares un año después. Se ha escrito que los introdujo como parte de un proyecto para traer a los Estados Unidos todas las aves mencionadas en las obras de William Shakespeare. Pero este último detalle de la historia, mencionado una y mil veces, es falso. Lo único cierto es que aquella suelta puso en marcha una de las mayores invasiones biológicas conocidas en los Estados Unidos.