Una especie que se creía extinguida pero se redescubre con posterioridad se conoce en Biología como especie lázaro. Su nombre alude a Lázaro de Betania, el personaje bíblico resucitado de entre los muertos. Sin duda, el ejemplo más famoso es el celacanto, un pez abisal que se daba por extinguido desde la época de los dinosaurios, hace 65 millones de años y que fue redescubierto en 1938 por la naturalista sudafricana Marjorie Courtenay-Latimer.
Pez celacanto (Latimeria chalumnae) |
En el mundo de las aves tenemos ejemplos más modestos, menos espectaculares. En mi opinión, uno de los más interesantes es el petrel de las Bermudas (Pterodroma cahow). Este procelariforme es conocido en esas islas atlánticas como cahow, un nombre derivado del estridente sonido de sus gritos.
En el siglo XVI, los marineros españoles utilizaban estas islas para abastecerse de víveres y como punto de referencia en sus incursiones contra los incas y otras civilizaciones. En ese momento, los cahows eran muy abundantes y formaban colonias densas y ruidosas. Estos marineros, como escribió el cosmógrafo español Diego Ramírez, capturaban hasta 400 aves cada noche para alimentarse. Además, los cerdos que introdujeron los conquistadores en las islas añadían más presión expoliando los nidos y comiendo sus huevos y polluelos.
Grupo de petreles de las Bermudas. Fotografía de Richard Crossley |
Tal fue el impacto sobre las
colonias de estas aves que cuando se instalaron los primeros colonos ingleses en
1609, ya no quedaba rastro de ellas en las islas principales. Los colonos
también introdujeron otras especies exóticas, incluidas ratas, gatos y perros.
Estos nuevos depredadores, junto con la quema y la deforestación extensiva
durante las dos primeras décadas de asentamiento, redujeron aún más las menguadas
poblaciones que todavía pervivían. En 1621, los petreles cahow ya no se veían por ninguna parte y durante los siguientes
tres siglos se pensó que la especie estaba extinguida.
Fuente: Cahow Recovery Program, For Bermuda’s Endangered NationalBird.
Estas aves pasan la mayor parte de su vida volando en mar abierto y sólo tocan tierra para nidificar. Se mueven desde la costa del Atlántico norte de los Estados Unidos y Canadá hasta las aguas de Europa occidental. Se alimentan de pequeños peces, calamares y unos crustáceos parecidos a los camarones. Unas glándulas especiales en sus fosas nasales (glándulas supraorbitales) en forma de tubo les permiten ingerir agua de mar. Estas glándulas filtran la sal y la expulsan mediante una especie de estornudo.
Detalle de las glándulas supraorbitales |
Este largo periodo de “desaparición” de la especie puede explicarse, en parte, por sus hábitos de reproducción, similares a otras especies del género Pterodroma, con un éxodo de la pareja adulta previo a la época de cría, una puesta de un solo huevo anual que ambos parentales incuban durante mucho tiempo y un largo período de crecimiento de las crías. Durante más de 300 años, un puñado de supervivientes sobrevivieron refugiados en sus hábitos nocturnos, criando sin ser vistos en remotas madrigueras rocosas de islas exteriores.
Y es que los petreles de las Bermudas anidan en madrigueras bien camufladas y oscuras, a las que acceden por la noche. Sólo la mitad de los huevos de la colonia eclosionan. Sin embargo, la larga vida fértil de las aves, de 30 a 40 años, garantiza que la especie pueda sobrevivir siempre que existan lugares seguros para anidar. Los huevos son incubados por ambos congéneres durante casi dos meses. Machos y hembras se emparejan de por vida y, por lo general, regresan al mismo nido cada temporada de cría.
Desde 2001, el programa de recuperación
de petreles cahow ha proporcionado
madrigueras de reproducción seguras en la isla Nonsuch, ubicada cerca de los
islotes de cría de los petreles. Algunas de estas madrigueras están equipadas
con cámaras infrarrojas de transmisión en vivo.
El ornitólogo y naturalista de
Bermudas David B. Wingate fue durante muchos años el responsable de
este programa de recuperación de la especie. También se encargó de la restauración ecológica de la isla. Nonsuch era casi un
desierto tras siglos de destrucción del hábitat debido a la tala de la vegetación
autóctona para favorecer la agricultura, la construcción naval y el desarrollo
residencial. Las medidas que se tomaron no buscaron tanto conservar lo que
quedaba sino, más bien, recuperar lo que se había perdido. Se hizo una
plantación masiva de vegetación nativa, sobre todo de cedros de Bermuda (Juniperus bermudiana), palmeras Bermuda
(Sabal bermudana) y madera de
olivo (Cassine laneana). Como
resultado, hoy existe un bosque cerrado bien establecido, similar al que se
encontraron los primeros colonos en el siglo XVII. De este modo Wingate consiguió su objetivo de restaurar el hábitat en la isla
Nonsuch para convertirlo en un sitio de nidificación viable para los cahow.
Isla Nonsuch (Bermudas) |
Los Procelariformes son un grupo
de aves marinas que comprende 124 especies. Aquí se incluyen los albatros, fulmares, pardelas, paíños y potoyuncos, aves tan bien adaptadas a la vida en
alta mar. En el dibujo inferior se muestran algunos ejemplos de sus géneros principales.
Dominan el aire y el agua gracias a sus plumajes impermeables, un diseño de patas retrasadas en el cuerpo con membranas entre los dedos para propulsarse en el agua, alas largas y estrechas que aprovechan al máximo el viento marino y un excelente sentido del olfato que les permite localizar sus presas y encontrar sus colonias.
Sin embargo, en tierra son más
bien torpes. El hecho de tener las patas retrasadas hace que su barriga
contacte con el suelo y la marcha resulta bastante torpe. Para no ser presa fácil
de los depredadores terrestres, han desarrollado unos hábitos de vida muy singulares.
Aproximadamente el 20% de las especies anidan en superficie, mientras que el
resto se reproduce bajo tierra en madrigueras o grietas. Los que anidan en
superficie son demasiado grandes para excavar o, al contrario, son especies de
pequeña talla sin depredadores en sus colonias de cría. Las especies que anidan
en madrigueras regresan a tierra por la noche, seguramente para escapar a la acción de
los depredadores. Los petreles anidan de forma colonial, a menudo en concentraciones
masivas que pueden superar los 2 millones de parejas reproductoras. Muchas
especies realizan migraciones anuales regulares que, a veces, implican
movimientos transecuatoriales.
Pareja de albatros ojerosos (Thalassarche
melanophris) con su cría |
Estas extraordinarias aves se están extinguiendo a un ritmo más rápido que cualquier otro orden de aves, con el 45% de los taxones existentes actualmente amenazados. Las principales causas de esta disminución son dos: los impactos de las especies exóticas invasoras en los sitios de anidación y la operación de las pesquerías de palangre comercial dentro de las áreas de alimentación de aves marinas. En el mar hay otras amenazas relacionadas con la pesca. Por un lado, las artes de pesca atrapan de forma involuntaria a más de 500.000 aves marinas al año. Por otro, la sobreexplotación pesquera hace que su principal alimento, peces y calamares, disminuya de forma considerable.
Los comportamientos adaptados a
evitar la depredación en tierra (colonias inaccesibles, nidos bajo tierra y
visitas nocturnas) combinados con su pequeño tamaño y su gran movilidad en el
mar hacen de los petreles uno de los grupos de aves marinas menos conocido.
Aunque algunas especies están bien estudiadas (y se utilizan, incluso, como
bioindicadores de la salud oceánica), otras tienen importantes lagunas de
conocimiento sobre su biología más básica. Nos falta información sobre
cuestiones como sus áreas de reproducción, sus rutas migratorias y las
relaciones entre especies cercanas.
Pareja de cahows. Fotografía de Kate Sutherland |