La historia de la introducción de escribanos cerillos británicos (Emberiza citrinella) en Nueva Zelanda es poco conocida aunque muy bien documentada. Gracias al abundante registro histórico del que se dispone, podemos reconstruirla con gran precisión, incluyendo detalles tan concretos como los barcos que los transportaron, las tasas de supervivencia animal a bordo, el tamaño de la población importada y los lugares de liberación. Pero, ante todo, es un magnífico ejemplo de ecología práctica.